lunes, 5 de octubre de 2015

Llamar antes de entrar

‑El puñetero ojo de la cerradura que guarda la puerta del paraíso, el bendito botón del timbre que anuncia la hora del recreo o el felpudo amable con mensaje de bienvenida. Éste, queridas mías, será el lugar en el que se detendrán la mayoría de cenutrios que quieran cobijarse al calor de vuestro hogar. Vuestra es la decisión de si, antes de permitirles ensuciar vuestra entrada con su barrillo de charca llena de renacuajos, preferís establecer un contrato de convivencia sagrada que…

  Y mientras la profesora seguía parlamentando, sus alumnas atónitas buscaban en el libro de educación sexual dónde tenían el bendito botón del timbre.