jueves, 24 de marzo de 2011

Maldito elefante

¿Conocéis el chiste de la hormiga y el elefante? Más adelante os lo cuento. Ahora un microrrelato de 100 palabras que debía empezar con "Totalmente"


-Totalmente -respondió cándida. Y volvió hacia la puerta del hormiguero, moviendo las antenas alegremente, mientras su sonrisa mudaba de candor a picardía.

Él quedó paralizado, viendo alejarse el contoneo de su segmento posterior. ¡Tantas veces deseado y ahora de otro! Reprimió las ganas de gritar allí mismo y voló a la charca, autoregodeándose, emocional y literalmente, en el fango del fracaso definitivo. Incluso odió a las parejas de libélulas.

Mientras hundía las alas en el lodo, las lágrimas empañaron sus ojos facetados. No sabía qué hería más, si la ausencia de oportunidad o el elefante comprando gomitas la tarde anterior.








El chiste: ¿Cómo se la mete un elefante a una hormiga?









Despacio, muy despacio...

sábado, 19 de marzo de 2011

Microrrelatos: Serie "Retazos de Historia" (I): De griegos y persas.

Inicio aquí una serie indeterminada de microrrelatos que escribo con motivo del concurso de la SER, y que de vez en cuando pretender imaginar cómo fue algún momento de la Historia.

El primero que voy a subir lo escribí una semana en la que la frase inicial debía ser: ""Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros", y tiene algo de épica homociclada, ya veréis por qué.

Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros, los dioses se juegan nuestras vidas con una moneda y, creedme, sólo nos quedará la Historia cuando hayamos muerto, pero qué nos importará eso entonces. Porque debéis tenerlo claro: ¡moriremos aquí!

No hay vuelta atrás ni dioses benevolentes que nos esperen a la otra orilla del río Aqueronte. El óbolo con el que deberíamos pagar al barquero Caronte es la moneda con la que se juegan nuestras vidas a cara o cruz. Convenceos de esto, muchachos, si queréis engañar al viejo barquero gruñón para que os lleve al otro lado del maldito río quizá tengáis que contarle una buena historia. ¡Pues qué diantres!, que sea una gran hazaña contra los persas, ¡la del día de hoy!

Así que marchad y gritad conmigo:
"¡Esto es Esparta!"

Que cada uno entienda la hazaña como quiera.



miércoles, 16 de marzo de 2011

Concursos literarios

Hay muchas formas de buscar la forma de intentar medrar en el mundo de las letras. Y una de ellas, no sé si útil para despuntar pero sí como acicate para escribir más y mejor, es presentarse a concursos literarios.

Aquí tenéis una página donde consultar algunos de esos concursos:

Nos vemos en las páginas.

viernes, 11 de marzo de 2011

Υπερ Χριστός (Participación en miNatura I)

Pequeño relato con el que he participado en el número de marzo de la revista digital de lo breve y lo fantástico miNatura.


* Del griego Υπερ –súper o supra‑ y Χριστός ‑Cristo, Mesías o Ungido‑. Aquel designado para nuestra Salvación.

Volvió a leer la frase con la que se resumía la primera lección y cerró el libro de un manotazo. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, tío Ben Parker”.

Resopló con fastidio pensando en Peter y el pobre de su tío Ben, puesto que no estaba seguro de querer asumir esa responsabilidad y los riesgos asociados. En el primer curso de la Escuela de Héroes le habían advertido de que no sería fácil sacar a la luz sus potencialidades, controlarlas a voluntad y además usarlas para el bien. Quizá fuera mejor olvidarlo todo. Dubitativo, guardó el libro en la estantería y, mientras repasaba la sección de “Villanos y Archienemigos” de la biblioteca, recordó cuando, ya de niño, en el patio del orfanato algún matón de cursos superiores le quitaba la merienda a él o a sus compañeros. En una ocasión la rabia y la frustración le llevaron a, sin saber cómo, multiplicar los bollos que no habían sido robados para que todos pudieran merendar. Lo recordaba como algo difuso, cosas raras que pasaban pero que el hambre saciada y las prisas por esconderse de los niños mayores hacían olvidar pronto. Y volvía a pensar que quizá sus poderes sobre la materia suponían una obligación moral que desarrollar para ayudar a quienes le rodeaban, como aquella noche en la que el pánico lo llevó a tal estado de tensión que fue capaz de cruzar, a pie y sin mojarse, el estanque de La Casa de Campo para salvar a una prostituta que huía de su chulo. La pobre muchacha estaba tan asustada que no llegó a preguntarse nunca cómo aquel tipo extraño se había plantado en mitad del lago. Luego se emborracharon con unas botellas de agua mineral y la chica lo olvidó todo, incluso cobrarle. Fue en esa noche de debilidad cuando se convirtió en héroe y empezó a ser consciente de sus capacidades. Quién sabe, quizá no estaría tan mal ser un superhombre anónimo que de vez en cuando obtuviera alguna prebenda por su actuación. Sin embargo, sus dedos tropezaron con un libro llamado Breve historia de los superhéroes que no comprendieron su papel. Una imagen de Cristo crucificado ilustraba la cubierta. Se acarició la barba descuidada y recapacitó: “Mañana lo dejo".