lunes, 17 de octubre de 2016

FE




-Cuando se prendieron las cortinas de la cocina todos caímos de rodillas entre llantos, ahítos de revelaciones. Mi abuela dijo que era la señal y comenzó a rezar, contrita, entre sollozos. Yo seguí las instrucciones de la voz salía de las llamas. Por suerte el jamonero estaba recién afilado y los niños adormecidos por el humo.

-¿Qué cortinas? ¡Esa cocina no tiene ventanas! ¡Ni había rastro de fuego!

-¿Qué insinúa comisario? ¡Prevéngase de los ardides del Maligno para mostrarle lo que no es! ¡Ser el brazo ejecutor de Dios para acabar con el fruto del pecado no es agradable! Su duda ofende al Altísimo. No cuestione mis convicciones.

jueves, 13 de octubre de 2016

RUTINAS

Poco antes de que los domingos fueran amargos cocinaba arroz para dos en aquella cazuela que compraron para su vida en común, con vino siempre en la copa. Como esas cosas que crees que serán eternas, nunca lo valoró, ni cuidó: la vida era una sucesión de rutinas entre dos.

Jamás reflexionó sobre la posibilidad de otras vidas. Ahora pensaba mucho en ello. Demasiado.


Restó importancia a esta obsesión sobrevenida y volvió a casa a comer cualquier plato precocinado, de pie en la cocina, para no ensuciar. Tras la siesta, si el vino quería, bajaría nuevamente al parque a odiar a las parejas que paseaban de la mano.

lunes, 10 de octubre de 2016

SPRITZ

Poco antes de que los domingos fueran amargos tuvieron el sabor insoportablemente edulcorado del té con melocotón degustado con la familia de ella al salir de misa.

Jamás volvería a tomarlo sin recordar las bromas pacatas y blancas con las que aquellas gentes de gominola acompañaban el refrigerio de los domingos. Escapaba de allí buscando el placer ácido y picante del licor de jengibre que tan bien definía a sus nuevas y prohibidas amigas: lúbricas, medicinales, divertidamente chispeantes...

Esa doble dieta naif y dominical no podía durar mucho: fue más estimulante el amargor difícil del spritz con el que una italiana de acento áspero le borró aquellas felicidades.