Cherchez
la femme!
Alejandro Dumas padre
acuñó esta expresión en Los mohicanos de París
para manifestar que cuando un hombre empieza a hacer cosas extrañas o a
comportarse de una forma no habitual, para encontrar la razón de dicha conducta
no hay más que buscar a la mujer tras la que se mueve la voluntad del hombre,
algo que se ha convertido en un cliché de la novela pulp detectivesca (según el artículo de Wikipedia…).
Esto podría ser un spoiler de En la otra orilla del Támesis (editorial SoldeSol), la primera
novela publicada en papel por la autora Sarah Thomas; pero no lo es porque hay
muchas más motivaciones en los movimientos de los personajes de esta historia.
¿Y de qué va esta
historia?
En
la otra orilla del Támesis comienza con su protagonista, Adrian,
sentado en un banco frente a las Casas del Parlamento haciendo todos los días
lo mismo: dibujando a una mujer, Eva. Y es otra mujer, Claire, la que acudirá a
sacarlo de su ostracismo, interrumpiendo impertinentemente el exilio voluntario
que Adrian se ha impuesto en un banco de la orilla del Támesis.
A partir de aquí
descubriremos que Adrian es un entendido en arte, alguien a quien se disputan
los museos londinenses y cuya relación tormentosa tanto con Eva en el pasado
como con Claire en el presente son causa y/o consecuencia de los eventos que se
irán desarrollando a lo largo de la narración, con personajes espiándose
mutuamente de una orilla a otra del Támesis, con vidas que se cruzan como lo
hacen los puentes sobre el río y con el robo de un valioso cuadro en la Tate Gallery.
Pero, ¿quién roba el
cuadro? ¿Por qué lo hace? ¿Quiénes son los personajes que van y vienen por
Londres vigilándose unos a otros y jugando al escondite por las calles y
puentes de la capital britanica, conocedores todos de que algo va a pasar a
excepción del personaje principal, Adrian?
Plantear esas preguntas
y enseñarte la respuesta de forma velada es algo que hace muy bien Sarah
Thomas. Consigue mover a los personajes por la ciudad, contándonos todo lo que
hacen, mostrándonos sus pensamientos pero jugando a velar su identidad, a
ocultarnos quién es quién en los sucesivos saltos en el tiempo y a uno y otro
lado del Támesis. Así, veremos a personajes pintando cuadros, haciendo fotos a
hurtadillas, tomando nota de los movimientos de los otros, allanando moradas,
pero en ocasiones no sabremos quién lo hace, o por qué lo hace. Y todo esto,
que podría ser un lío tremendo, es al contrario un mecano comprensible no sólo
en el espacio sino también en el tiempo (yo adiviné algunas de las respuestas
antes de que la autora lo desvelara). Y es que todos los protagonistas de esta
historia tienen un pasado, una mochila sentimental que ha ido conformando su
personalidad y las motivaciones con las que actúan y que es necesario enseñar. La
forma y momento en que se nos muestra este pasado es otro de los aciertos de
Sarah Thomas, que modela de una forma precisa y con un amplio fondo la
actuación de sus personajes.
Pero no sólo los
personajes de carne y hueso son protagonistas de esta novela. Al igual que en
los libros de Sherlock Holmes, Londres y su clima, el Támesis y sus puentes,
son también protagonistas. En la otra
orilla del Támesis me recordó en ocasiones, gracias a este juego al
escondite entre sus personajes, a la también londinense Un pez llamado Wanda, aunque sin la parte de comedia; en otras era El gran robo del tren (Michael Crichton,
1975) donde se describe de una forma minuciosa y excelente el Londres de
mediados del XIX y su sociedad (como hace parcialmente Sarah Thomas con el
Londres actual); sus saltos en el tiempo, los personajes «perdidos» por esta
ciudad y la canción Yesterday, que se
llega a escuchar en un pasaje, me rememoraron a Las puertas de Anubis (Tim Powers, 1983); incluso la Londres
bulliciosa y la Londres oscura y desierta de La guerra de los mundos (Herbert George Wells, 1898) llega a asomar
en En la otra orilla del Támesis.
En resumen, la primera
novela en papel de Sarah Thomas es un compendio de vidas cruzadas con motivo
del robo de un cuadro, una narración a veces sosegada, en otras con una acción rápida
pero elegante, y otras tantas reflexiva, que te llevará de la mano saltando de
una orilla a otra del Támesis en busca de un Abstracto infinito más que de la femme.
La autora entrevistando a uno de sus personajes en la presentación del libro.
Podréis encontrar esta novela en:
- Almería: Librería Bibabuk, Librerías Picasso, Librería Nobel.
- Roquetas de Mar: Librería Metáfora, Librería Cervantes.
- Vera: Librería Nobel Vera
- Elche: Ali i truc.
- Sevilla: El gato en bicicleta, El viajero sedentario y El gusanito lector.
- Granada: Librería Picasso.
- Amazon
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