viernes, 21 de mayo de 2021

CONCURSO "UN RELATO PARA LA RADIO" (Quincena XIX: Pero eso pasa solo a veces)

 A continuación podéis leer, por orden alfabético a partir del primer relato recibido esta quincena, las obras presentadas en la 19ª edición del concurso de microrrelatos que he organizado para mi sección de cada dos martes en Radio Elche: Libros y música para un paseo en Vespa.

Pedí por las redes y a través de la web MeetUp y mi Facebook que se me envíen microrrelatos que comiencen con la frase «Pero eso pasa solo a veces», frase con la que terminaba el relato ganador de la quincena anterior.

Una vez finalizado el plazo de recepción, es cuando los hago públicos en este blog y pido a los propios autores que valoren los relatos del resto de participantes y puntúen los tres que consideren más completos, con 3, 2 y 1 puntos. Tienen que enviar su veredicto a mi correo electrónico (dareces@gmail.com) para que cada uno de ellos realice su votación sin saber cómo están votando los demás.

Además, el resto de lectores también podéis votar de la misma forma que los autores (3 relatos con 3, 2 y 1 puntos). Vuestras preferencias servirán para que, en caso de empate entre dos relatos, elegir la obra ganadora. Ya hemos tenido que recurrir dos veces de cuatro al voto del público.

El relato ganador será leído en la sección de radio de la semana siguiente y su frase final será la de comienzo de los relatos de la próxima semana.

Además, el autor/a del relato ganador se lleva de regalo un paseo en moto, de Scootatrip.

Tenéis de plazo hasta el lunes 24 de mayo a las 14 horas para enviar las puntuaciones a mi correo electrónico (dareces@gmail,com). El relato ganador será leído el martes 25 de mayo en el espacio Libros y música para un paseo en Vespa de Radio Elche, sobre las 13:45 del mediodía.

¡Suerte!


ACTUALIZACIÓN 1: Una vez recibidas toda las votaciones, se añade la autoría de cada uno de los relatos.

ACTUALIZACIÓN 2: Una vez desvelado el veredicto en Radio Elche, se reordenan los relatos de menos a más puntuación.


UN ENCUENTRO INESPERADO, de Mari Bastida.

Pero eso pasa solo a veces, como aquel día al ir a trabajar.

Salió de madrugada dirigiéndose hacia su coche cuando, un vehículo que circulaba en ese momento alumbró en la calzada un bulto sospechoso, algo que, bajo la tenue luz de las farolas, no lograba identificar.

Intrigada, decidió acercarse para inspeccionar, quizás no fuera prudente, las sombras pueden ser traicioneras, pero no pudo evitar la curiosidad.

El objeto no llevaba ninguna identificación, sin embargo, desde el suelo le pareció escuchar:

«Tómame, soy tuyo».

¡¡Qué suerte tengo!! podré darme un buen caprichito, pensó ilusionada.

Sin dudarlo cogió aquellos doscientos euros abandonados y se marchó tan contenta.


SUSPIROS Y LLANTO, de Ana Medina.

Pero eso pasa solo a veces. Apoyada en la ventana Verónica lloraba desconsoladamente. Me confesó que se había enamorado. Comprendí que, quien experimenta el vértigo que produce estar enamorado, no puede olvidarlo nunca. —A mí me pasó—, me enamoré locamente de un hombre que no era el apropiado. Después de varios meses lo dejamos, porque era una relación que no iba ni para adelante ni para atrás. «Todos los días lloraba por el amor perdido». Menos mal, que eso de enamorarse pasa solo a veces,si ocurriera más a menudo estaría muerta con tanto llanto y suspiros que lancé al aire.


QUÉ VUELTAS DA LA VIDA, de Marcelo Celave.

Pero eso pasa solo a veces muy remotas decía el médico ante mis dudas si podía fallar el DIU.

Tiene una efectividad del 98%, no tiene efectos secundarios. Se lo recomiendo totalmente.

La verdad es que me agradaba y me inspiraba mucha confianza el médico.

Pero, cuando pasados unos meses fui a la consulta con una barriga notable, su cara reflejó consternación y sorpresa.

Y en el parto ni les cuento cuando vio firmemente encastrado en la mandíbula de Enrique un adminículo plástico con forma de T. Dos operaciones estéticas, fueron necesarias.

Pero bueno, finalmente estamos todos felices, el médico, yo y nuestro hermoso hijo Enrique.


COMO LA LIBERTAD, de Adrián Pinar.

Pero eso pasa solo a veces. ¿Solo a veces, dices? Pues llevo un buen rato intentándolo y nada. ¿Seguro que está bien? ¿Soy yo el que no lo está haciendo bien? Mira, da igual, esto es lo que ha salido de producción y lo que tienes que vender. Voy a intentarlo otra vez. Bueno, ahora parece que algo voy consiguiendo. Claro, hombre, era cuestión de esforzarse un poco. Vale, entonces… Sí, ya está. Lo llamaremos abrefácil. Es fácil si le pones empeño y, si tú no lo consigues, la culpa es tuya y no nuestra, nunca. Genio.


EL JÚBILO DE LA JUBILACIÓN, de Paquita Márquez.

Pero eso pasa solo a veces, ¿verdad? Porque este pandemonio que organiza el abuelo a sus ochenta y ocho años, no es normal…

¡Sí sí, solo a veces, dice…! ¡qué va! Desde que el médico le recetó «maría» para paliar los efectos del tratamiento, está emperrado en que le compremos Viagra y le traigamos un par de chicas de moral distraída para pasar la noche. ¡Y así todos los días!

¿Y la abuela?

Pues se empeña en que le hagamos caso, porque cuando vuelve por la noche de su Club de Jubilosos, dice que ya no le quedan ganas de nada…


SUPERSTICIÓN, de Paquita Márquez.

Pero eso pasa solo a veces, te lo advierto. No creas que siempre un trébol de cuatro hojas puede contrarrestar los malos agüeros de los martes y trece y de los encontronazos con gatos negros. Ten cuidado, que te la puedes estar jugando. Cuando entres a la iglesia, hazlo con el pie derecho, y al dar el «Sí, quiero», procura tener los dedos cruzados, como refuerzo. Yo también contaba con uno de esos tréboles y me embarqué aquel martes y trece, y aquí me tienes: hecha un aburrido fantasma, chorreando y mordisqueado de peces, tratando de advertirte…


INDECISIÓN, de Rosa García Panera.

Pero eso pasa solo a veces, casi siempre cuando salgo a correr pronto y tengo el pelo recogido, cara de sueño, estoy sudorosa y llevo los leggins y la camiseta vieja y él viene como recién salido de la portada de una revista de moda, alto, piel morena… Me mira y me hace un guiño. Yo, como una tonta, aprieto el paso y me digo: lo quiero para mí.

Hoy le he conocido: ha venido a la Facultad. Es el padre de uno de mis alumnos de cuarto con el que suelo tontear. Se parecen. Ahora qué hago, los dos me gustan.


NONATO, de Martina Arreaza.

Pero eso sólo pasa a veces, soy feliz cuando veo tu cara imaginaria, tan bonita…

El resto del tiempo, siento que vivo acompañada. Me quieren, me arropan; soy muy afortunada aún con mi sufrimiento.

Y a pesar de estar rodeada de tanto amor; me siento doblemente sola, en este pozo de soledad sin fondo.

Como añoro esos días, que tan feliz me hicieron a pesar de su brevedad. Tu y yo a solas, solapadas en nuestra intimidad; compartiéndolo todo , sin que nadie supiera nuestro secreto y que tanta alegría produciría a los demás.

Pero mi maltrecho vientre no lo soportó.


LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA, de África Estrella.

Pero eso pasa solo a veces. Hay oportunidades que no se repiten tanto como tu quisieras.

Mi madre no me dejaba hablar con él, dice que soy muy pequeña (tengo 14 años) pero a mí me gusta su compañía.

Aquel día mis padres tenían un compromiso y yo estaría sola, sin nadie que me controlara. Y como la ocasión la pintan calva aproveché para estar con él.

Hablamos de muchas cosas. Nos reímos. Hicimos planes. Fueron una horas agradables.

No sé si se volverá a repetir esta situación, pero sé que no la voy a olvidar.

Aquella tarde fui muy feliz.


ELLA NOS QUITA, ELLA NOS DA, de Patricia Rodríguez.

Pero eso pasa solo a veces y solo a los elegidos. Ella nos quita. Ella nos da.

La vida, que es un poco puta, me quitó la libertad de moverme, pero me dio la capacidad de identificarme con las canciones que escucho. Así, soy yo la señora de Lady hear me tonigth, soy yo el chico que corre en The dark of the matinée, es mi casa la de Yo tengo una casita.

Y como tiene un extraño sentido del humor, la vida cabrona, ahora me ha convertido en notas musicales, armónicas, y soy Yo quiero bailar toda la noche


EXCITACIÓN, de Ana Medina.

Pero eso pasa solo a veces. Salgo corriendo y voy ligera por la calle con la impresión de que algo me falta. Miro el calzado para ver si llevo los dos zapatos puestos, sigo andando y sintiendo la misma sensación. ¿Dios mío cerré la puerta? ¡me pregunto!... mientras abro la cartera comprobando si en su interior está la llave. Sigo caminando y al pasar por un escaparate donde se refleja mi rostro me doy cuenta de que algo me falta. Había olvidado ponerme los pendientes que me regaló mi madre. Eso solo pasa a veces, pero cuando pasa, «me siento totalmente desnuda».


ESPAÑA CAÑÍ, de Narcís Ibáñez.

Pero eso pasa solo a veces, ayer me entraron

dos gitanas muy graciosas en el súper

la rubia dice:

¿Amiga, tienes la colonia de «Lola Le Pica»?

Yo digo: ¿esa colonia cuál es?

¡Si! La que a Lola Le Pica…

Aguantándome la risa digo ¿Te estas quedando conmigo?

¿qué le pica a Lola?

La morena dice: anda que estás chalá

¡Deja a la zagala en paz y no le digas cosas que luego a luego te las inventas!

Que sí, qué sí…Te lo juro, hay una colonia que se llama Lola Le Pica.

Buscando encontré la colonia de Lolita Lempicka.


TEORÍA DEL CAOS, de Paquita Márquez.

Pero eso solo pasa a veces; no creas que cada vez que una mariposa aletea se produce un gran cambio remoto; no, ni hablar. Ni siquiera el aleteo de tus enormes y magníficas alas, Luzbel, serán capaces de modificar el orden mundial establecido, ¡ni mucho menos!. Y ten cuidado, que como sigas cabreando al Creador, te vas a ver como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando…


PAISAJE EN MOVIMIENTO, de Mari Bastida.

Pero eso pasa solo a veces, especialmente cuando ordeno mi espacio interior.

En silencio me pregunto cómo he llegado hasta aquí y reconstruyo, desde la distancia del tiempo, los pasos andados.

Retrocedo, ingrávida, hasta ese punto donde mi camino se bifurca, dibujando, sobre un lienzo imaginario, la ruta seguida. Observo cómo van ensamblando las piezas de un puzle del que aún no sabía qué cuadro iba a componer, un cuadro en constante movimiento.

Cada aliento me regala nuevas piezas para continuar.

Analizo y rechazo las que puedan formar tormentas y caminos de piedras.

Cuando finalice el dibujo de mi lienzo, espero poder contemplar un bonito paisaje.


LOS MILAGOS TAMBIÉN OCURREN, de Marcelo Celave.

Pero eso pasa solo a veces, pensé recordando la historia de amor con Magda: una flor germinando en un jardín siniestro.

En Sachsenhausen yo empleaba mi poca energía en sobrevivir. Cavar en los campos helados con un andrajoso uniforme sin botas, ingerir un «caldo» al día, tifus campando por los barracones, palizas de los SS… sobrevivir era el milagro.

Llegaba moribundo a Enfermería y Magda me salvaba la vida cada vez.

Pasados unos años desde la liberación, siendo Director del Hospital Rothschild, coincidimos trabajando ella como enfermera. Estaba casada y tenía un hijo.

Verla removió atroces vivencias del pasado. Pero ya no había nada que temer.


KAIRÓS, de Daniel Farré.

«Pero eso pasa solo a veces». ¿Y qué me quieres decir con ello? ¿Es un reproche? ¿Debiéramos convertirlo en hábito?

Aunque me lo propusiera, nunca sería genuina en la inercia. Entre Chronos y Kairós, prefiero parecerme a ella, con sólo un mechón de cabello sobre la frente.

Te propongo que estemos alertas para cuando suceda. Y vivirlo intensamente. Saboreando hasta la última gota de su almíbar.

La rutina… dejémosla para el cepillado de dientes.


MUSAS, de Raquel Zaragoza.

Pero…, eso pasa solo a veces, y más vale que cuando ocurra te encuentre trabajando. A mí la inspiración me visitó durante una siesta de esas de «pijama, Padrenuestro y orinal».

Aquella tarde las musas revoloteaban entre mis sueños susurrándome un sinfín de palabras con las que, poco a poco, fui creando la historia jamás contada.

Cuando llegué al punto final me desperté sobresaltada; y me apresuré a sentarme delante del teclado del ordenador, pero ya era tarde. ¡Las musas me habían abandonado!; y al hacerlo tiraron de la hebra que hilvanaba todas las palabras…

Desde entonces las espero despierta y preparada.



Y el podio esta semana queda como sigue.

En tercera posición, con 8 puntos, el bronce es para:

DESENCUENTROS, de Silvia Espina.

¡Pero eso pasa solo a veces!, dijo Mily cuando hablábamos de desencuentros.

Al momento, recordé el caso de un hombre que en su viaje de bodas, perdió a su esposa en mitad del trayecto.

Ella bajó del tren por golosinas, encontró en el andén a un antiguo amigo que la entretuvo y el tren partió. Como el próximo pasaría al día siguiente, su camarada ofreció alojarla en su casa.

Pasaron los días y la esposa se resistía a viajar. Él, cansado de excusas, decidió ir a buscarla.

El triste desencuentro culminó cuando la esposa le escribió:

«No vengas por mí, yo me quedo aquí…».



El segundo puesto, con 10 puntos es para:

NARRADORES, de Raquel Zaragoza.

¡Pero eso pasa solo a veces! Y nos pasa a todos, ¿no? Bueno, a mí casi nunca. Es por el estrés, ¡¿vale?!

Acepto que eres el narrador omnisciente y yo el protagonista. Sé que conoces todos y cada uno de los detalles de mi vida: Pero, podrías cortarte un poco, ser más comprensivo y dejar de mostrar, ¡sin ningún pudor!, hasta el más íntimo de mis problemas. ¿Por qué no cuentas los tuyos?

¡Ah, ya sé!, porque tú no tienes vida…

Pues ahora, con el permiso del autor, tomo la palabra y mientras sea el narrador, de mi «gatillazo»… solo hablo yo.



Y el relato ganador de la quincena, con 15 puntos, es:

OVERFLOW, de Américo Fojo.

Pero eso pasa solo a veces amigo mío, a mí me sucedió.

La caminata fue larga, agotadora y cuando paré a descansar... sucedió.

Tal vez fue el ocaso, el azul del lago, violeta al reflejo de las nubes rosadas, el silencio profundo.

Mi mente quedó en suspenso, no analizaba nada, solo sentía. Perdí noción del tiempo, los colores se intensificaron, el paisaje me absorbió; era el observador pero también el observado: yo era el paisaje.

Te aseguro que no había tomado ningún alucinógeno ni nada parecido y cuando volví en mí, era noche cerrada y brillaban, lejanas, las luces del pueblo.

Créeme amigo, a veces ocurre…



Fuera de concurso:

AMAR, de Raquel Sepulcre (por error del organizador).

Pero eso pasa solo a veces.

Qué bonito cuando al pensar te tropiezas sonriendo ansioso y tembloroso como un niño. Pudiendo descubrir que incluso hoy pasado el reloj te sobrecoge imaginar que el camino será largo y menos sombrío, y no porque lo tengas todo y no por tenerlo en su lugar y disfrutar de las opulencias.... sino porque incluso cuando cierras los ojos la sientes cerca y esa si es difícil de encontrar, y vuelves a abrirlos sabiendo que no todo lo que te rodea es capaz de darte paz.


INGENIERÍA SOCIAL, de Juan Cayuelas Manresa (fuera de plazo).

Pero eso pasa sólo a veces. No es algo que deba preocuparle —condescendiente, desvió la mirada al mapamundi que inundaba la pared—. Sabe, en la mayoría de los experimentos los colectivos que trascienden a la clase media son ahogados en las comodidades del consumismo, luego su lucha se torna dócil, ellos ignorantes y manipulables y, en consecuencia, retornan a la posición inicial. Así que, operador, tiene un revolucionario ¿y qué? No malgaste mi tiempo y deje que se disuelva su batalla entre anuncios, pan y circo.

Le pido disculpas, señor, pero eso no ocurrirá. Verá… este sujeto es peligroso. Tiene preferencia por la lectura.


PEDOS DE SIRENA, de David Reche Espada.

Pero eso pasa solo a veces, así que hoy les contaré lo que pasa casi siempre: los mirlos blancos se extinguieron mucho tiempo atrás, si es que alguna vez existieron. La realidad es obstinada y navajera, ladina como una feriante de vuelta de todo, que disfruta jugando con tus sentimientos y te da esperanza a precios de vello púbico de sirena. No, amigas y amigos, esa persona especial se pede en la cama, prefiere irse con el desgraciado que le hace la vida imposible y es la prueba viviente de que Hollywood y sus malditas comedias románticas son el Mal.

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