viernes, 19 de marzo de 2021

CONCURSO "UN RELATO PARA LA RADIO" (Quincena XV: Ella ya sabe quién le llama)

 


A continuación podéis leer, por orden alfabético a partir del primer relato recibido esta quincena, las obras presentadas en la 15ª edición del concurso de microrrelatos que he organizado para mi sección de cada dos martes en Radio Elche: Libros y música para un paseo en Vespa.

Pedí por las redes y a través de la web MeetUp y mi Facebook que se me envíen microrrelatos que comiencen con la frase «Ella ya sabe quién le llama», frase con la que terminaba el relato ganador de la quincena anterior.

Una vez finalizado el plazo de recepción, es cuando los hago públicos en este blog y pido a los propios autores que valoren los relatos del resto de participantes y puntúen los tres que consideren más completos, con 3, 2 y 1 puntos. Tienen que enviar su veredicto a mi correo electrónico (dareces@gmail.com) para que cada uno de ellos realice su votación sin saber cómo están votando los demás.

Además, el resto de lectores también podéis votar de la misma forma que los autores (3 relatos con 3, 2 y 1 puntos). Vuestras preferencias servirán para que, en caso de empate entre dos relatos, elegir la obra ganadora. Ya hemos tenido que recurrir dos veces de cuatro al voto del público.

El relato ganador será leído en la sección de radio de la semana siguiente y su frase final será la de comienzo de los relatos de la próxima semana.

Además, el autor/a del relato ganador se lleva de regalo un paseo en moto, de Scootatrip.

Tenéis de plazo hasta el lunes 22 de marzo a las 14 horas para enviar las puntuaciones a mi correo electrónico (dareces@gmail,com). El relato ganador será leído el martes 23 de marzo en el espacio Libros y música para un paseo en Vespa de Radio Elche, sobre las 13:45 del mediodía.

¡Suerte!


ACTUALIZACIÓN 1: Una vez finalizado el plazo de votación, incluyo las ilustraciones sugeridas y los nombres de los autores y autoras.

ACTUALIZACIÓN 2: Una vez desvelado el resultado en Radio Elche, ordeno los relatos de menor a mayor puntuación.


PURA LÓGICA, de Paquita Márquez.

Ella ya sabe quién le llama y lo que le dirán. No sé por qué se empeñó en que pidiera una segunda opinión… Me sentía fatal porque sabía cuánto deseaba un hijo. Pero estaba claro, no sé cómo no se daba cuenta si es ella la que siempre se queja de que nací cansado, de que cuando llego a casa, me repantingo en el sillón y ni con espátula me despego de él mientras ella no para de trajinar… De que, fuera del trabajo, no doy golpe…

Espermatozoides escasos, lentos y perezosos, diagnosticó el médico. Estaba claro: mis soldaditos, pocos y holgazanes.

Si se veía venir…


LA LLAMADA (1), de Américo Fojo.

Ella ya sabe quién le llama y trata de escaparse, escurrirse entre las plantas del jardín.

Es muy hábil para hacerse transparente pero la voz es obstinada y repite su nombre en alta voz.

No, no es justo que tenga que encerrarse en el hastío y la monotonía.

¡¡Mariela...Mariela...que viene la noche...y no has hecho la tarea!!


INSOMNIO, de María José Peña.

Ella ya sabe quién le llama, o eso quería pensar, desde la última vez que lo vio hacia ya más de dos semanas, sentía una intranquilidad que no la dejaba dormir. El insomnio había vuelto, la sensación de que algo no iba ben, pero no sabia qué.

Después de unos días de angustiosa ausencia y el insomnio haciendo mella en sus ojos, se dio cuenta de que no sabía lo importante que era respirar hasta que le faltó el aire, y ella no sabía lo que le necesitaba, hasta que dejó de respirarle.

Y entonces, al ver que el teléfono no sonaba, supo que era él.


UN ÁNGEL CAÍDO, de Inés Ruiz García.

Ella ya sabe quién le llama. Está sola en aquella habitación oscura, el teléfono suena y siempre es la misma persona: Tyler. Ese nombre se repite en la pantalla una y otra vez y sabe porqué: está preocupado. Está cansada de todo, no quiere hablar con nadie, así que apaga el teléfono y todo se queda en silencio. Está sola como siempre lo estuvo, su vida es un completo desastre. Sus amigas, sus notas…todo empeora. Solo quiere cerrar los ojos y que todo acabe. Ha robado las pastillas de su madre, las mira dudando, pero no lo piensa más. Por fin descansará. Dormirá para siempre.


MACH 1, de Patricia Rodríguez.

Ella ya sabe quién le llama

Tres tonos. Silencio.

Dos tonos. Silencio.

Un tono. No lo coge.

Tiene que salir de allí rápidamente por lo que se apresura. Mete en una bolsa lo imprescindible: una muda sin estrenar, un vaquero y dos camisetas (siempre le gustó dormir desnuda así que no hay pijama ni camisón). Coge su pasaporte, el dinero que esconde en el reproductor de DVD y baja las escaleras de dos en dos hasta el garaje.

Corre hasta el coche y arranca.

El teléfono suena de nuevo

Acelera, supera la barrera del sonido, ganando a la noticia que viaja en forma de onda sonora.


LA MANO IZQUIERDA LIMPIA LA DERECHA, de Narcís Ibáñez.

Collage SSAPINA

Ella ya sabe quién le llama… medianoche en punto, debe saltar de la cama y bajar a la calle siguiendo las instrucciones que le dicta esa voz metálica, cada vez una dirección diferente, coge el paquete que está en…y llévalo a… sin saber el contenido obedece. ¡esta vez será la última!

Davidiana, tiene pavor a esa voz, sigue las instrucciones telefónicas a «rajatabla» continua por necesidad económica, es un sin vivir, maldita la hora en que dijo sí, a esa forma de ganar dinero fácil, ¿eso creemos la mayoría? Cuándo nos ofrecen asuntos ilegales.

Acostumbrada a todo tipo de paquetes quedó patidifusa al ver el bebé.


LA LLAMADA (2), de Raquel Zaragoza.

Ella ya sabe quién le llama. No puede verla, pero reconoce muy bien su voz. Además, solo su madre continúa llamándola «Carmencita».

Es un túnel largo, frío y oscuro. Carmen avanza por él, despacio, resiliente. De repente se sobresalta. «El vacío» la precipita al túnel inferior que, con una luz blanca, le anuncia que está próximo el final del recorrido. Aunque no tiene miedo, se detiene al escuchar, de nuevo, la llamada:

¡Carmencita, por favor, vuelve! ¡No me dejes, te necesito! le implora.

Con estas palabras, su madre la sujeta bien; para que no caiga, para que siga viva.


LA SOLEDAD, de Américo Fojo.

Ella ya sabe quién le llama y lentamente, cierra la puerta de su habitación y atiende el teléfono.

Una ceremonia, un ciclo infalible de su vida que se repite cada tarde y como cada tarde, sabe que no habrá palabras.

Ella recuerda la primera llamada cuando no obtuvo respuesta y solo escuchó, angustiada, un jadeo ansioso y febril; con furia cortó de golpe.

Los días siguientes fueron terribles, acongojantes; de nada valieron gritos, insultos, ruegos, llantos y maldiciones; finalmente optó por no hablar y fue tiempo de silencios compartidos.

Pero hoy, ella ha decidido y antes de cortar, dice:

Hasta mañana…


EN SILENCIO, de América Martín.

Ella ya sabe quién le llama, y sus ojos vidriosos se iluminan. La tarde es cálida y la brisa marina refresca la habitación. Sobre la mesita cuelga un rosario desgastado y varios frascos vacíos. Con dificultad el aire entra y sale de sus pulmones y un silbido casi imperceptible inunda el ambiente hasta saturar de colores la inmensa quietud del ocaso. Los primeros amigos y familiares llegaron buscando cada uno su lugar, en silencio. Sonó de nuevo el móvil y su corazón se detuvo. La puerta se abrió de par en par y al unísono todos gritaron

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

soltando los globos de colores...


LIBERTAD, de Raquel Zaragoza.

Ella ya sabe quién le llama. Tres tonos, tan solo tres tonos, ni uno más; con eso le basta para saber que su hijo sigue vivo.

Aventurero, rebelde, perfeccionista, Juan está exiliado por no acatar las reglas, las limitaciones, por negarse a ser uno más…

Cansado de «graznar para comer y de comer para graznar»; quiso superarse, huir de la mediocridad. Y para cumplir su sueño, se escapó en busca de su «LIBERTAD».

Tres tonos, tres tonos, y un suspiro; el de su madre. Solo ella sabe que Juan sigue vivo, continúa volando libre…, por algún lugar.


CELOS INFANTILES, de Paquita Márquez.

Ella ya sabe quién le llama; seguro que es la directora advirtiendo a su padre que está expulsada indefinidamente y que “se atenga a las consecuencias”, como dijo aquel cabreadísimo señor del museo. ¡Cómo se puso por aquel jarrón tan viejo que se llamaba Ming! ¿A quién se le ocurre ponerle nombre a un jarrón? Se hizo añicos en la cabeza de Marina, sí, pero es que Marina le dio un beso a Jorge delante de sus narices, y ella no tuvo más remedio que atizarle con lo que tenía a mano. Además, el golpe no fue para tanto, ni siquiera le salió sangre…


AMOR CELESTIAL, de América Martín.

Ella ya sabe quién le llama, y lentamente asoma su cara y se ilumina. Ella es su complemento y su guía cuando el sol se va, y entre las dos evocan los más hermosos poemas y recuerdos de amor en esta faz terrenal. Sobre ella pesa el karma de su lado oscuro... Sobre la otra, todo es oscuridad. Ella brilla a su lado, y hace que la presencia de ambas sea una oda al amor, pero a veces se escabulle y durante el día se deja ver sola, sin su compañera... ¿Por qué me traicionas? Le reclama la noche oscura a la pícara luna llena...


DEDUCCIÓN Y DESACIERTO, de Silvia Espina.

Ella ya sabe quién le llama con esa obstinación.

Una hora tras otra, un día tras otro, como un alma en pena necesitada de consuelo o ayuda.

Pero ella piensa: ¡no está mal que sufra un poco más!

Cuando por fin decide atender esa llamada, era otra voz. Las lágrimas no consiguen aliviar su dolor ni su remordimiento.

Ella solo quería sentirse necesitada.


SOY YO, de Rosa García Panera.

Ella ya sabe quién le llama, pero sigue caminando como si no le hubiera oído. Siente un escalofrío ¿qué hago? se pregunta, quisiera parar, darse la vuelta y mirarle a los ojos para ver los suyos y después dejarle hablar para que la convenza y se abracen. Pero no para porque aún no olvida que se fue hace tiempo y la dejó sola, que le dijo que volvería y no lo hizo y que, aunque le han dicho que no, aún piensa que si se fue tal vez fue culpa suya.

¡Sonia, Sonia! soy yo... papá



Y en el podio tenemos, en el tercer escalón, con 7 puntos los dos relatos de Marcelo Celave:

INTENTANDO ARREGLARLA

Ella ya sabe quién le llama, haga el favor de pasarme.

Compréndame señor, si usted no me dice quién es, yo no le puedo pasar.

Si yo le digo quién soy, ella no va a querer ponerse.

Deduzco entonces que ella no quiere hablar con usted específicamente.

Bueno, técnicamente podría no ser una cuestión personal y que en realidad no quiera hablar con todo el colectivo al que pertenezco o a la institución que represento.

Si es así, lo siento señor, intentaré pasarle… al menos dígame a qué colectivo pertenece.

Al de hijos que catearon Matemáticas y le hicieron un abollón al coche la madrugada pasada.


A VUELTAS CON LA PARCA

Ella ya sabe quién le llama, perfectamente…

Cuando llego, no sé cómo se las arregla con su escaso pelo blanco, sus manos desnudas de carne, el respirador, las sondas, el monitor que la gobierna… pero me coge de la mano y me lleva a sus 15 años.

A un pueblo mediterráneo, una tarde cálida de vendimia, su piel tostada, su cabello moreno, sus ojos vivaces… y Antonio que la espera con un ramillete de azahares en el zaguán.

Y claro… así me olvido de mi misión. Otra vez regreso al reino con mi túnica y mi hoz de vara larga pensando:

Mercedes, mañana sí o sí.



La plata es, con 8 puntos para:

LIBERACIÓN, de Paquita Márquez.

Ella ya sabe quién le llama continuamente la atención, pero va listo. ¿Qué pretende ese Gruñón impertinente, que sea ella la que lo haga todo solo porque es una chica? ¡Ni hablar! Si quieren ropa limpia, que se la laven; si quieren comidas caseras, que se las hagan; si quieren casa decente, que se arremanguen. Bastante tiene ella con aguantar el bullying al que la tienen sometida esos enanos acosadores.

En cuanto aparezca la bruja de las manzanas envenenadas, se queda con todas, les hace una tarta y que se duerman. Y que esperen al príncipe, a ver si los despierta. Ella, definitivamente, deja el cuento.



Y el primer puesto de esta quincena, con 9 puntos, para la campeonísima Raquel Zaragoza con:

718-A

Ella ya sabe quién le llama. Lo sabe, aunque al atender la llamada nunca reciba respuesta.

Lo sabe, aunque él no pronuncie ni una sola palabra. Le reconoce por su respiración jadeante, agitada… Lo sabe porque siempre llama a la misma hora.

¡A las tres de la madrugada!

Después de un intenso día de trabajo, Blanca está cansada, pero acude rauda para impedir que siga llamando.

Gregorio, por favor, suelte ya el timbre. Le regulo el oxígeno, y enseguida le pongo la cuña. ¡Va a despertar a toda la planta! —le regaña la enfermera, sin perder la sonrisa.

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