A continuación podéis leer, por orden alfabético a partir del primer relato recibido esta quincena, las obras presentadas en la 19ª edición del concurso de microrrelatos que he organizado para mi sección de cada dos martes en Radio Elche: Libros y música para un paseo en Vespa.
Pedí por las redes y a través de la web MeetUp y mi Facebook que se me envíen microrrelatos que comiencen con la frase «Pero eso pasa solo a veces», frase con la que terminaba el relato ganador de la quincena anterior.
Una vez finalizado el plazo de recepción, es cuando los hago públicos en este blog y pido a los propios autores que valoren los relatos del resto de participantes y puntúen los tres que consideren más completos, con 3, 2 y 1 puntos. Tienen que enviar su veredicto a mi correo electrónico (dareces@gmail.com) para que cada uno de ellos realice su votación sin saber cómo están votando los demás.
Además, el resto de lectores también podéis votar de la misma forma que los autores (3 relatos con 3, 2 y 1 puntos). Vuestras preferencias servirán para que, en caso de empate entre dos relatos, elegir la obra ganadora. Ya hemos tenido que recurrir dos veces de cuatro al voto del público.
El relato ganador será leído en la sección de radio de la semana siguiente y su frase final será la de comienzo de los relatos de la próxima semana.
Además, el autor/a del relato ganador se lleva de regalo un paseo en moto, de Scootatrip.
Tenéis de plazo hasta el lunes 24 de mayo a las 14 horas para enviar las puntuaciones a mi correo electrónico (dareces@gmail,com). El relato ganador será leído el martes 25 de mayo en el espacio Libros y música para un paseo en Vespa de Radio Elche, sobre las 13:45 del mediodía.
¡Suerte!
ACTUALIZACIÓN 1: Una vez recibidas toda las votaciones, se añade la autoría de cada uno de los relatos.
ACTUALIZACIÓN 2: Una vez desvelado el veredicto en Radio Elche, se reordenan los relatos de menos a más puntuación.
UN
ENCUENTRO INESPERADO,
de Mari Bastida.
Pero
eso pasa solo a veces,
como aquel día al ir a trabajar.
Salió
de madrugada dirigiéndose hacia su coche cuando, un vehículo que
circulaba en ese momento alumbró en la calzada un bulto sospechoso,
algo que, bajo la tenue luz de las farolas, no lograba identificar.
Intrigada,
decidió acercarse para inspeccionar, quizás no fuera prudente, las
sombras pueden ser traicioneras, pero no pudo evitar la curiosidad.
El
objeto no llevaba ninguna identificación, sin embargo, desde el
suelo le pareció escuchar:
«Tómame,
soy tuyo».
—¡¡Qué
suerte tengo!! podré darme un buen caprichito, pensó ilusionada.
Sin dudarlo cogió
aquellos doscientos euros abandonados y se marchó tan contenta.
SUSPIROS
Y LLANTO,
de Ana Medina.
Pero
eso pasa solo a veces.
Apoyada en la ventana Verónica lloraba desconsoladamente. Me confesó
que se había enamorado. Comprendí que, quien experimenta el vértigo
que produce estar enamorado, no puede olvidarlo nunca. —A mí me
pasó—, me enamoré locamente de un hombre que no era el apropiado.
Después de varios meses lo dejamos, porque era una relación que no
iba ni para adelante ni para atrás. «Todos los días lloraba por el
amor perdido». Menos mal, que eso de enamorarse pasa solo a veces,si
ocurriera más a menudo estaría muerta con tanto llanto y suspiros
que lancé al aire.
QUÉ
VUELTAS DA LA VIDA,
de Marcelo Celave.
—Pero
eso pasa solo a veces
muy
remotas —decía
el médico ante mis dudas si podía fallar el DIU.
—Tiene
una efectividad del 98%, no tiene efectos secundarios. Se lo
recomiendo totalmente.
La
verdad es que me agradaba y me inspiraba mucha confianza el médico.
Pero,
cuando pasados unos meses fui a la consulta con una barriga notable,
su cara reflejó consternación y sorpresa.
Y
en el parto ni les cuento cuando vio firmemente encastrado en la
mandíbula de Enrique un adminículo plástico con forma de T.
Dos operaciones estéticas, fueron necesarias.
Pero
bueno, finalmente estamos todos felices, el médico, yo y nuestro
hermoso hijo Enrique.
COMO
LA LIBERTAD,
de Adrián Pinar.
Pero
eso pasa solo a veces.
¿Solo
a veces, dices? Pues llevo un buen rato intentándolo y nada. ¿Seguro
que está bien? ¿Soy yo el que no lo está haciendo bien?
Mira,
da igual, esto es lo que ha salido de producción y lo que tienes que
vender.
Voy
a intentarlo otra vez. Bueno, ahora parece que algo voy consiguiendo.
Claro,
hombre, era cuestión de esforzarse un poco.
Vale,
entonces… Sí, ya está. Lo llamaremos abrefácil. Es fácil si le
pones empeño y, si tú no lo consigues, la culpa es tuya y no
nuestra, nunca.
Genio.
EL
JÚBILO DE LA JUBILACIÓN,
de Paquita Márquez.
—Pero
eso pasa solo a veces,
¿verdad? Porque este pandemonio que organiza el abuelo a sus ochenta
y ocho años, no es normal…
—¡Sí
sí, solo a veces, dice…! ¡qué va! Desde que el médico le recetó
«maría»
para paliar los efectos del tratamiento, está emperrado en que le
compremos Viagra y le traigamos un par de chicas de moral distraída
para pasar la noche. ¡Y así todos los días!
—¿Y
la abuela?
—Pues
se empeña en que le hagamos caso, porque cuando vuelve por la noche
de su Club de Jubilosos, dice que ya no le quedan ganas de nada…
SUPERSTICIÓN,
de Paquita Márquez.
Pero
eso pasa solo a veces,
te lo advierto. No creas que siempre un trébol de cuatro hojas puede
contrarrestar los malos agüeros de los martes y trece y de los
encontronazos con gatos negros. Ten cuidado, que te la puedes estar
jugando. Cuando entres a la iglesia, hazlo con el pie derecho, y al
dar el «Sí, quiero», procura tener los dedos cruzados, como
refuerzo. Yo también contaba con uno de esos tréboles y me embarqué
aquel martes y trece, y aquí me tienes: hecha un aburrido fantasma,
chorreando y mordisqueado de peces, tratando de advertirte…
INDECISIÓN,
de Rosa García Panera.
Pero
eso pasa solo a veces, casi
siempre cuando salgo a correr pronto y tengo el pelo recogido, cara
de sueño, estoy sudorosa y llevo los leggins
y la camiseta vieja y él viene como recién salido de la portada de
una revista de moda, alto, piel morena… Me mira y me hace un guiño.
Yo, como una tonta, aprieto el paso y me digo: lo quiero para mí.
Hoy
le he conocido: ha venido a la Facultad. Es el padre de uno de mis
alumnos de cuarto con el que suelo tontear. Se parecen. Ahora qué
hago, los dos me gustan.
NONATO,
de Martina Arreaza.
Pero
eso sólo pasa a veces,
soy feliz cuando veo tu cara imaginaria, tan bonita…
El
resto del tiempo, siento que vivo acompañada. Me quieren, me
arropan; soy muy afortunada aún con mi sufrimiento.
Y
a pesar de estar rodeada de tanto amor; me siento doblemente sola, en
este pozo de soledad sin fondo.
Como
añoro esos días, que tan feliz me hicieron a pesar de su brevedad.
Tu y yo a solas, solapadas en nuestra intimidad; compartiéndolo todo
, sin que nadie supiera nuestro secreto y que tanta alegría
produciría a los demás.
Pero mi maltrecho
vientre no lo soportó.
LA
OCASIÓN LA PINTAN CALVA,
de África Estrella.
Pero
eso pasa solo a veces.
Hay oportunidades que no se repiten tanto como tu quisieras.
Mi
madre no me dejaba hablar con él, dice que soy muy pequeña (tengo
14 años) pero a mí me gusta su compañía.
Aquel
día mis padres tenían un compromiso y yo estaría sola, sin nadie
que me controlara. Y como la ocasión la pintan calva aproveché para
estar con él.
Hablamos
de muchas cosas. Nos reímos. Hicimos planes. Fueron una horas
agradables.
No
sé si se volverá a repetir esta situación, pero sé que no la voy
a olvidar.
Aquella
tarde fui muy feliz.
ELLA
NOS QUITA, ELLA NOS DA,
de Patricia Rodríguez.
Pero
eso pasa solo a veces
y solo a los elegidos. Ella nos quita. Ella nos da.
La
vida, que es un poco puta, me quitó la libertad de moverme, pero me
dio la capacidad de identificarme con las canciones que escucho. Así,
soy yo la señora de Lady
hear me tonigth,
soy yo el chico que corre en The
dark of the matinée,
es mi casa la de Yo
tengo una casita.
Y
como tiene un extraño sentido del humor, la vida cabrona, ahora me
ha convertido en notas musicales, armónicas, y soy Yo
quiero bailar toda la noche…
EXCITACIÓN,
de Ana Medina.
Pero
eso pasa solo a veces.
Salgo corriendo y voy ligera por la calle con la impresión de que
algo me falta. Miro el calzado para ver si llevo los dos zapatos
puestos, sigo andando y sintiendo la misma sensación. ¿Dios mío
cerré la puerta? ¡me pregunto!... mientras abro la cartera
comprobando si en su interior está la llave. Sigo caminando y al
pasar por un escaparate donde se refleja mi rostro me doy cuenta de
que algo me falta. Había olvidado ponerme los pendientes que me
regaló mi madre. Eso solo pasa a veces, pero cuando pasa, «me
siento totalmente desnuda».
ESPAÑA
CAÑÍ,
de Narcís Ibáñez.
Pero
eso pasa solo a veces,
ayer me entrarondos
gitanas muy graciosas en el súper
la
rubia dice:
¿Amiga,
tienes la colonia de «Lola Le Pica»?
Yo
digo: ¿esa colonia cuál es?
¡Si!
La que a Lola Le Pica…
Aguantándome
la risa digo ¿Te estas quedando conmigo?
¿qué
le pica a Lola?
La
morena dice: anda que estás chalá
¡Deja
a la zagala en paz y no le digas cosas que luego a luego te las
inventas!
Que
sí, qué sí…Te lo juro, hay una colonia que se llama Lola Le
Pica.
Buscando
encontré la colonia de Lolita Lempicka.
TEORÍA
DEL CAOS,
de Paquita Márquez.
Pero
eso solo pasa a veces;
no creas que cada vez que una mariposa aletea se produce un gran
cambio remoto; no, ni hablar. Ni siquiera el aleteo de tus enormes y
magníficas alas, Luzbel, serán capaces de modificar el orden
mundial establecido, ¡ni mucho menos!. Y ten cuidado, que como sigas
cabreando al Creador, te vas a ver como el gallo de Morón, sin
plumas y cacareando…
PAISAJE
EN MOVIMIENTO,
de Mari Bastida.
Pero
eso pasa solo a veces,
especialmente cuando ordeno mi espacio interior.
En
silencio me pregunto cómo he llegado hasta aquí y reconstruyo,
desde la distancia del tiempo, los pasos andados.
Retrocedo,
ingrávida, hasta ese punto donde mi camino se bifurca, dibujando,
sobre un lienzo imaginario, la ruta seguida. Observo cómo van
ensamblando las piezas de un puzle del que aún no sabía qué cuadro
iba a componer, un cuadro en constante movimiento.
Cada
aliento me regala nuevas piezas para continuar.
Analizo
y rechazo las que puedan formar tormentas y caminos de piedras.
Cuando finalice el
dibujo de mi lienzo, espero poder contemplar un bonito paisaje.
LOS
MILAGOS TAMBIÉN OCURREN,
de Marcelo Celave.
Pero
eso pasa solo a veces,
pensé recordando la historia de amor con Magda: una flor germinando
en un jardín siniestro.
En
Sachsenhausen
yo
empleaba mi poca energía en sobrevivir. Cavar en los campos helados
con un andrajoso uniforme sin botas, ingerir un «caldo» al día,
tifus campando por los barracones, palizas de los SS… sobrevivir
era el milagro.
Llegaba
moribundo a Enfermería y Magda me salvaba la vida cada vez.
Pasados
unos años desde la liberación, siendo Director del Hospital
Rothschild, coincidimos trabajando ella como enfermera. Estaba casada
y tenía un hijo.
Verla
removió atroces vivencias del pasado. Pero ya no había nada que
temer.
KAIRÓS,
de Daniel Farré.
«Pero
eso pasa solo a veces».
¿Y qué me quieres decir con ello? ¿Es un reproche? ¿Debiéramos
convertirlo en hábito?
Aunque
me lo propusiera, nunca sería genuina en la inercia. Entre Chronos y
Kairós, prefiero parecerme a ella, con sólo un mechón de cabello
sobre la frente.
Te
propongo que estemos alertas para cuando suceda. Y vivirlo
intensamente. Saboreando hasta la última gota de su almíbar.
La
rutina… dejémosla para el cepillado de dientes.
MUSAS,
de Raquel Zaragoza.
Pero…,
eso pasa solo a veces,
y más vale que cuando ocurra te encuentre trabajando. A mí la
inspiración me visitó durante una siesta de esas de «pijama,
Padrenuestro y orinal».
Aquella
tarde las musas revoloteaban entre mis sueños susurrándome un
sinfín de palabras con las que, poco a poco, fui creando la historia
jamás contada.
Cuando
llegué al punto final me desperté sobresaltada; y me apresuré a
sentarme delante del teclado del ordenador, pero ya era tarde. ¡Las
musas me habían abandonado!; y al hacerlo tiraron de la hebra que
hilvanaba todas las palabras…
Desde
entonces las espero despierta y preparada.
Y
el podio esta semana queda como sigue.
En
tercera posición, con 8 puntos, el bronce es para:
DESENCUENTROS,
de Silvia Espina.
¡Pero
eso pasa solo a veces!,
dijo Mily cuando hablábamos de desencuentros.
Al
momento, recordé el caso de un hombre que en su viaje de bodas,
perdió a su esposa en mitad del trayecto.
Ella
bajó del tren por golosinas, encontró en el andén a un antiguo
amigo que la entretuvo y el tren partió. Como el próximo pasaría
al día siguiente, su camarada ofreció alojarla en su casa.
Pasaron
los días y la esposa se resistía a viajar. Él, cansado de excusas,
decidió ir a buscarla.
El
triste desencuentro culminó cuando la esposa le escribió:
«No
vengas por mí, yo me quedo aquí…».
El
segundo puesto, con 10 puntos es para:
NARRADORES,
de Raquel Zaragoza.
¡Pero
eso pasa solo a veces!
Y nos pasa a todos, ¿no? Bueno, a mí casi nunca. Es por el estrés,
¡¿vale?!
Acepto
que eres el narrador omnisciente y yo el protagonista. Sé que
conoces todos y cada uno de los detalles de mi vida: Pero, podrías
cortarte un poco, ser más comprensivo y dejar de mostrar, ¡sin
ningún pudor!, hasta el más íntimo de mis problemas. ¿Por qué no
cuentas los tuyos?
¡Ah,
ya sé!, porque tú no tienes vida…
Pues
ahora, con el permiso del autor, tomo la palabra y mientras sea el
narrador, de mi «gatillazo»… solo hablo yo.
Y
el relato ganador de la quincena, con 15 puntos, es:
OVERFLOW,
de Américo Fojo.
Pero
eso pasa solo a veces
amigo mío, a mí me sucedió.
La
caminata fue larga, agotadora y cuando paré a descansar... sucedió.
Tal
vez fue el ocaso, el azul del lago, violeta al reflejo de las nubes
rosadas, el silencio profundo.
Mi
mente quedó en suspenso, no analizaba nada, solo sentía. Perdí
noción del tiempo, los colores se intensificaron, el paisaje me
absorbió; era el observador pero también el observado: yo era el
paisaje.
Te
aseguro que no había tomado ningún alucinógeno ni nada parecido y
cuando volví en mí, era noche cerrada y brillaban, lejanas, las
luces del pueblo.
Créeme
amigo, a veces ocurre…
Fuera
de concurso:
AMAR,
de
Raquel Sepulcre (por error del organizador).
Pero
eso pasa solo a veces.
Qué
bonito cuando al pensar te tropiezas sonriendo ansioso y tembloroso
como un niño. Pudiendo descubrir que incluso hoy pasado el reloj te
sobrecoge imaginar que el camino será largo y menos sombrío, y no
porque lo tengas todo y no por tenerlo en su lugar y disfrutar de las
opulencias.... sino porque incluso cuando cierras los ojos la sientes
cerca y esa si es difícil de encontrar, y vuelves a abrirlos
sabiendo que no todo lo que te rodea es capaz de darte paz.
INGENIERÍA
SOCIAL,
de Juan Cayuelas Manresa (fuera de plazo).
—Pero
eso pasa sólo a veces.
No es algo que deba preocuparle —condescendiente, desvió la mirada
al mapamundi que inundaba la pared—. Sabe, en la mayoría de los
experimentos los colectivos que trascienden a la clase media son
ahogados en las comodidades del consumismo, luego su lucha se torna
dócil, ellos ignorantes y manipulables y, en consecuencia, retornan
a la posición inicial. Así que, operador, tiene un revolucionario
¿y qué? No malgaste mi tiempo y deje que se disuelva su batalla
entre anuncios, pan y circo.
—Le
pido disculpas, señor, pero eso no ocurrirá. Verá… este sujeto
es peligroso. Tiene preferencia por la lectura.
PEDOS
DE SIRENA,
de David Reche Espada.
Pero
eso pasa solo a veces,
así que hoy les contaré lo que pasa casi siempre: los mirlos
blancos se extinguieron mucho tiempo atrás, si es que alguna vez
existieron. La realidad es obstinada y navajera, ladina como una
feriante de vuelta de todo, que disfruta jugando con tus sentimientos
y te da esperanza a precios de vello púbico de sirena. No, amigas y
amigos, esa persona especial se pede en la cama, prefiere irse con el
desgraciado que le hace la vida imposible y es la prueba viviente de
que Hollywood y sus malditas comedias románticas son el Mal.