viernes, 25 de septiembre de 2020

CONCURSO "UN RELATO PARA LA RADIO" (Quincena III)

A continuación podréis leer los relatos presentados en la 3ª quincena del concurso de microrrelatos que he organizado para mi sección de cada dos martes en Radio Elche 'Libros y música para un paseo en Vespa'. 

Pedí por las redes y a través de la web MeetUp que se me envíen microrrelatos que comiencen con la frase Vacía pero segura, avanzo, frase con la que terminaba el relato ganador de la quincena anterior.

Una vez finalizado el plazo de recepción, es cuando los hago públicos en este blog y pido a los propios autores que valoren los relatos y puntúen los tres que consideren más completos, con 3, 2 y 1 puntos.

Además, el resto de lectores puede votar también sus preferencias para tener el voto del público que en caso de empate entre dos relatos servirá para desempatar.

El relato ganador será leído en la sección de radio de la semana siguiente y su frase final será la de comienzo de los relatos de la próxima semana.

Tenéis de plazo hasta el lunes 28 de septiembre a las 14 horas para enviar las puntuaciones a mi correo electrónico (dareces@gmail,com). El relato ganador será leído el martes 29 de septiembre en el espacio "Libros y música para un paseo en Vespa" de Radio Elche, sobre las 13:45 del mediodía.

¡Suerte!


ACTUALIZACIÓN 1: Una vez finalizado el plazo de votación, añado el nombre de las autoras y autores.


ACTUALIZACIÓN 2: Reordeno los relatos de menor a mayor puntuación obtenida.


SEGUNDA OPORTUNIDAD, de Martina Arreaza.

Vacía pero segura, avanzo por un camino marcado por mis circunstancias.

Dos años después de nuestro enlace, surgieron nuestros desencuentros.

Disponíamos de todos los ingredientes para una vida feliz, pero te perdieron tus celos, sólo añadías problemas que sirvieron para apartarme de ti.

Aquel aciago día, al volver del trabajo un señor muy apuesto tuvo la mala fortuna de tropezar conmigo. Al dirigirse a mí en plan de disculpa, apareciste como un energúmeno golpeándolo violentamente.

Sólo pude decirte… «Reconstruye el puzle de tu mente, te dejo».

Transcurrido un año… Me casé con aquel señor, y puedo decir que soy muy feliz.



MARCHÉ, de Martina Arreaza.

Vacía pero segura, avanzo por caminos diferentes. No sé que me deparará el destino, pero nunca miraré hacia atrás.

Tenía una vida acomodada, pero tan falta de alegría e ilusión… Era como vivir encarcelada; siempre me echabas en cara todo lo que ofrecías. «No vales para nada» decías, y yo replicaba… ¿Acaso los niños se crían solos? Quién limpia «tu» casa, porque según «tú» es tuya. Yo no trabajo, no tengo nada.

Debo recobrar mi dignidad, no he de aguantar esa actitud machista.

Esta noche cuando vuelvas, ya no tendrás a quien gritar. Sigilosa como un reptil, me fui para nunca volver.



EL CAMINO DE LA VIDA, de Rosa Juan.

Vacía pero segura, avanzo por el camino de la vida, ese, a veces complicado y otras fácil de recorrer.

Los grandes acontecimientos fueron rellenando espacios y el cesto bajo el brazo, se fue completando con flores, pero también, con algunas malas hierbas.

Ha habido senderos, encrucijadas y también grandes y suaves autopistas, todas han sido recorridas con serenidad y fuerza para salvar los contratiempos.

El ciclo se cierra y llega el vacío, es como que tienes que apretar la tecla de reinicio para volver a recorrer otro camino, avanzar y rellenar otro cesto con nuevas flores y si es posible sin malas hierbas.



LA ILUSIÓN ACELERA MI VIDA, de Beatriz Martín.

Vacía, pero segura, avanzo, atolondrada, desde primera hora había ido de un lado para otro, esperando que las horas pasaran más rápidamente, pero como siempre es el tiempo el que mejor define la singularidad de la vida, ahora cuando el momento estaba a punto de llegar y todas las cosas que se habían hecho antes, ya no tenían un reflejo acorde con los acontecimientos que se iban a desarrollar.

Los días, las horas, los minutos, pasan rápido cuando estas esperando algo que nunca va a llegar, y se detienen, se vuelve lento, perezoso, cuando de verdad esperas que en verdad llegue, vacía, pero segura.



REFLEXIONES DURANTE EL AMANECER, de Beatriz Martín.

Vacía, pero segura, avanzo, volver una y otra vez, sobre el mismo tema, como si las cosas o el tiempo, se hubiera detenido.

 Ahora nada importaba, ya era demasiado tarde para volver y sin embargo el tiempo seguía pasando inexorablemente. Porque cuando las cosas suceden una y otra vez, y mantienes altas las esperanzas, llegas a creer en un momento, que no pueden volver a darse dos veces seguidas la misma situación. ¿Qué equivocados estamos los humanos?, las situaciones por raras o inverosímiles que parezcan, pueden volver a suceder una, otra y mil veces, la suerte es la única que está exenta de volver.


AMNESIA, de Paquita Márquez.

Vacía pero segura, avanzo en busca de señales que me permitan recuperar recuerdos, esos recuerdos que posibiliten volver a encontrarme. Ojalá no lo hubiera hecho. Encontré uno y, de golpe, mi vida se ha vuelto a llenar con las sensaciones de aquel terrible momento: dolor, impotencia, humillación…y asco.

Ahora solo quiero volver a perderme.



CACHITO, de Ana Montesinos.

Vacía pero segura, avanzo por tierras lejanas. A miles de kilómetros de casa, con tan solo una mochila y tu mano, avanzamos por tierras vírgenes e inexploradas.

Los habitantes de este paraíso nos dan la bienvenida, nos invitan a sus humildes hogares, nos dan comida, bebida, amor.

Y ese amor nos inunda, nos transforma, éramos amigos, colegas, compañeros. Tanto vivido, compartido; aventuras, risas, confidencias, desamores, tristezas y alegrías.

Y hoy, en aquel lugar, sin teléfono, sin wiffi, y sin posibilidad de explicar que la conexión de este mundo es natural y mágica, se entrelazan nuestros cuerpos y concebimos un cachito de nosotros, nuestro hijo.



INESPERADA TRAICIÓN, de Ana Medina.

Vacía pero segura, avanzo por la calle sintiendo el dolor de la traición. Poco antes, la voz abatida de un hombre a través del teléfono me insinuaba que su mujer lo traicionaba con mi marido.

Pequeñas farolas encendidas en alguna esquina iluminaban la oscuridad del camino. Llego hasta el lugar indicado y escondida los vi: Las manos entrelazadas, sus bocas juntas en un beso sin final. No pude evitar el recuerdo de los momentos de felicidad, cuando en la intimidad de la alcoba susurrábamos palabras de amor. Él regresó bien entrada la noche. Sin reproches lo invité a marcharse de mi vida.



LA IMAGEN EN EL ESPEJO, de Ana Medina.

Vacía pero segura, avanzo. En mi rostro aún perduran las huellas del llanto derramado el día anterior al recibir la carta. Veinte años de servicio en la empresa no sirvieron para que el despido se produjera. Aquella mañana mirándome al espejo me decidí. Aún me consideraba una mujer joven y, eligiendo un traje color avellana, que iba muy bien con el color de mis ojos y mi corta melena, me coloqué unos zapatos de tacón alto dispuesta a salir a la calle. Ese día comprendí que la vida es un continuo desafío. Y debemos enfrentarnos a ella con valentía y confianza.



HABITACIÓN 206, de Verónica Reche.

 Vacía pero segura, avanzo por los pasillos blancos, infinitos, llenos de luces te que ciegan al pasar. Mi camilla, empujada por un perro de tres cabezas llega por fin a la habitación 206.

Mi vientre vacío y tranquilo me recuerda a los hijos que ya no tendré y al tiempo que de nuevo me vuelve a pertenecer.

Vacía pero en calma, drogada. La operación ha salido bien.



COLECCIONISTA DE AMORES, de Amalia de los Reyes.

Vacía pero segura, avanzo reponiéndome de sus frases hechas, frases que adornaba con sonrisas y mirada penetrante. Aquel día, me hechizó con su ternura, su comportamiento malabar, yo embelesada de sus encantos, sin embargo, era una marioneta más para el divertimiento de su colección.

Me deje envolver por sus dulces palabras, sin ser consciente que podía ser, otra vez más, víctima de mi forma de amar, incondicional y transparente. La suya perecedera desde antes de encender esta hoguera de «amores» caducos.

Mi entrega fue sin límites, la suya, otra «rosa» más para su ramo a marchitar sin pudor alguno.



AVANZO, de Inmaculada Lara.

Vacía pero segura, avanzo. Vacía no solo de eso que irrumpió en nuestras vidas. Digo nuestras porque en ese momento era nuestra vida. Una vida de besos y deseos que paró en seco el cáncer.

Avanzo con pánico, echando de menos todo lo que me ha robado esta enfermedad. Me quitó mi nombre para sustituirlo por el de enferma. Me quitó el amor y lo sustituyó por compasión en tus ojos. Me quitó la vida. Porque ya no queda nada que no sean pastillas, quimio y pelo en mi cepillo.

Avanzo sin saber qué más me vas a usurpar.



ME SIENTO VACÍA, de Pablo Crespo.

Vacía pero segura avanzo, lentamente, por el bulevar arbolado.

En este triste regreso a casa no veo mi propia sombra, mi caminar no deja sonido alguno, y hasta mi aliento es invisible, a pesar del frío invierno.

El vacío de mi cuerpo es tan horrible como pensar que su corazón, tan pequeño, tan frágil, se ha detenido ya para siempre.

Estoy segura.

Segura de que mi sombra se ha quedado con él, velándole. De que mi aliento entra y sale de sus pulmones. Y de que el eco de mis pasos le marca el ritmo, tratando de que vuelva a latir.



TE FUISTE, de Ana Montesinos.

Vacía pero segura, avanzo, qué digo, ¿segura?

No, en absoluto, avanzo con pánico, avanzo muerta de miedo por esta nueva e inhóspita vida.

Avanzo rodeada de gente pero sola.

Avanzo por esa inercia que cada mañana me pone en pie, pero avanzo con paso lento, sin ser, sin estar.

Avanzan los minutos, las horas, los días, pero sigo sin encontrar motivos para avanzar con ellos.

Avanzo sin ver más allá de mi dolor, más allá de mi sufrimiento.

Avanzo porque el sol no se detiene, porque la tierra sigue girando.

Avanzo hasta el final, avanzo hasta la muerte.

Te fuiste y si, seguí avanzando.



EN VELA, de María Bastida.

Vacía pero segura, avanzo, persiguiendo la noche que duerme en mi almohada. Me cierra la puerta y me quedo atrapada. He intentado escalar pero mi cuerpo me aplasta, maldito mosquito, lo que me faltaba. La frente me dice que no piense en nada y llevo ochocientas ovejas contadas. La calle me ladra, un coro replica y parece metralla. Me tuerzo y retuerzo, no sé qué me pasa, daría lo que fuera por cerrar las pestañas.

Café y Coca-Cola, sobredosis de insomnio, tendieron la trampa.

Se apagó la Luna, me robó el descanso, el día amanece y estoy agotada.



THE END, de Paquita Márquez.

Vacía pero segura, avanzo ligera de equipaje por este nuevo y desconocido camino que no sé a dónde me lleva. Atrás he tenido que dejar los rastros de todo lo que significaba algo en mi vida: ilusiones y proyectos, logros y fracasos, amores y desamores, alegrías y penas, certezas y dudas, remordimientos y arrepentimientos… Y un cadáver: el mío.



VENGANZA, de Silvia Espina.

Vacía pero segura, avanzo por el enmarañado sendero de la jungla.

Cansada, agotada, me detengo bajo la sombra verde para enjugar mi sudor y la sangre.

Mis compañeros me han abandonado a causa de mis heridas, sin considerar que yo soy la única que conoce cada palmo del terreno.

En la medida de mis fuerzas, buscaré ayuda; en tanto ellos han tomado el camino que los conduce irremediablemente hacia la ciénaga, infestada de alimañas y arenas movedizas…



FUEGO CRUZADO, de América Martín.

Vacía pero segura, avanzo con los nudillos apretados, balanceándose mi cuerpo cual péndulo con pasos cada vez más cortos, para la emboscada.

Repaso la estrategia recorriendo con un giro sagaz el entorno, y erguida oriento la mirada al objetivo que espera inconsciente su destino: «identificado».

Me abalanzo sobre los últimos, apartando a todos en mi camino, mientras huyo entre el fuego cruzado de mil improperios.

El botín de blanco perla yace en el regazo de mis entrañas que cantan y vitorean el triunfo...

!El papel higiénico ahora es mío!

Y a Dios pongo por testigo, que !jamás me faltaran las hojas blancas de dignidad!



RELOJ DE ARENA, de Fina Antón.

Vacía, pero segura, avanzo hacia la aventura que siempre merecí. No me quedan miedos, lágrimas ni ‘peros’; tampoco nadie de los que un día conocí tras la puerta que cierro.

Arrastro hasta la parada, con insultante traqueteo, una maleta más ligera que cuando llegué. Papel arrugado por firmar en mi bolsillo, cien euros y un número al que llamar para cuando el sol haya salido.

Fumo incontables cigarros para agotar este condenado reloj de arena. Alargo calada que acabo pisoteando con rabiosa pena. Descubro que ya asoma el alba y me pregunto por qué nunca había visto amanecer de esta manera.



LA ABUELA, de  Narcís Ibáñez.

Vacía pero segura, avanzo día a día hacía el fin de la vida, golpe a golpe, tras mis nietos llenos de energía. Los padres en la vendimia.

Yaya ¿Qué harás para comer?

Por las noches no hay forma de meterlos en cama, asustándome apareciendo detrás de mí.

¡susto!

Cada día la misma “serenata”.

¿Nos contarás el cuento de María Sarmiento la que fue a cagar y se la llevó el viento?

Ahora en cama con la pierna escayolada pensando en la Vespa que me arrolló.

El nieto mayor, dándome masajes con alcohol en la parte entumecida.

Yaya, tienes los ojos cansados pero con estrellitas.



ESPIRAL, de María José Peña.

Vacía pero segura, avanzo. Conseguí escapar de aquella espiral que me atrapaba una y otra vez y que no tenía fin, era como una ruleta sin suerte. Pensaba en las veces que me invitabas a entrar en tus brazos, en tus piernas, en tu boca, pero no en tu vida. Otras me dejabas esperando en el portal.

Unas veces querías verme amanecer, respirar conmigo, otras ni siquiera podías mirarme.

Querías aparentar hielo en los ojos pero se te transparentaba el fuego en la mirada.

Pero, ¿qué diferencia había?

El invierno acecha y se avecinan tormentas.

Necesito ponerme a cubierto.



¡LO SIENTO, LO SIENTO!, de Rosa García.

Vacía pero segura, avanzo por el pasillo central y desaparezco sin mirar atrás. «¡No puedo más!» me digo.

Sobre el escenario él me ve marchar, sé que desea seguirme pero no se mueve del asiento. Abraza una vez más su chelo como si fuera el cuerpo cálido de una mujer. Sus dedos se deslizarán por sus cuerdas delicadamente y las notas brotarán con el temblor de una emoción incontrolable. Sé que sus ojos me buscan en la oscuridad. Ha sido demasiado, espero que lo haya comprendido. En el concierto, esa noche, el chelo parecía llorar.



REINICIOS, de María José Peña.

Vacía pero segura, avanzo. Con la sonrisa y las ganas intactas, mis pasos firmes, seguros pero con ese sabor a saudade tatuado en la piel, pero no me acobardo.

Me veo reflejada en un escaparate y me pregunto, ¿por qué continuar?, y sonrío.

Por el otoño, los reencuentros, los libros que no he leído, las deudas de la piel tras un adiós, los besos largos e intensos, los abrazos que reconfortan, saborear un buen vino, las personas que merecen la alegría.

Y porque creo en Bolaño, «el amor nunca trae nada bueno,el amor siempre trae algo mejor».

Aquí tienes tu hueco.



LA COLA INTERMINABLE, de Paquita Márquez.

Vacía pero segura, avanzo hacia la gran cola que se ha formado ante una de las ventanillas del enorme recinto.

--¡Perdone! ¿Es esta la cola de los recuerdos?

--Sí, es ésta.

--¡Madre mía! ¿Es que hay escasez de personal?

--No, es que preguntan mucho hasta que dan con el hilo de alguno de los tuyos…Eso lleva tiempo.

--¡Ah, claro!

--Eso, y que se ha caído la RED.



EL PODIO

En 3ª posición, con 9 puntos:



CRETA, de Américo Fojo.

Vacía pero segura, avanzo hacia esa claridad que he descubierto al final del túnel. He vaciado mi alma del miedo, del terror hacia el minotauro que intuyo pero no conozco.

Ahora sí, estoy segura: esa luz lejana me lleva a la salida del laberinto.

Sigilosamente sigo avanzando. Me quité pulseras, collares y brazaletes para que ningún sonido delate mi huida.

Ya veo el sol y la brisa me embriaga. Siento que alguien desgarra mi túnica y un calor intenso abraza mi espalda desnuda.





En 2ª posición, con 10 puntos:



NO ES LEY DE VIDA, de Isabel Núñez de Arenas.

Vacía pero segura, avanzo por la tortuosa y amarga senda de la desesperanza.

Ya no hay lugar dónde ir, siento una gran pesadumbre y mi aflicción, mi desesperación, interroga a ese Dios que nunca está cuándo más le necesito.

¿Por qué? ¿Por qué? Un silencio sepulcral envuelve la sala, mi alma está desgarrada, siento que mi cuerpo de cristal se resquebraja mientras abrazo al pequeño ataúd blanco.





En 1ª posición, con 16 puntos, el relato ganador ha sido:



VESTIDA DE NEGRO, de Raquel Zaragoza.

Vacía pero segura, avanzo, con un manto negro, oscureciendo la luz del día. «Yo soy la noche, la negrura. Y ahora es… ¡mi momento!».

Dicen de mí que no soy de fiar. Me tachan de embaucadora, y quizá tengan razón. Hoy soy noche cerrada: desnuda de luna y estrellas. Aun así, resulto muy seductora; levanto pasiones entre los noctámbulos amantes de la oscuridad. Soy lo prohibido, el lado oculto de la vida. Pero también soy la que repara, la que inspira…

«La humanidad debe dormir para poder despertar». ¡Shhh…, silencio!, mientras la ciudad duerme, sueña el pueblo.



FUERA DE CONCURSO:

EL JUICIO, de David Reche.

Vacía pero segura, avanzo pura y libre de todo pecado en medio del rebaño huérfano de un pastor. Llego dispuesta a entregarme por una causa superior a mí, superior a todos los que cegados por su soberbia ríen, bailan y beben, convencidos de que esta vida es un divertimento sin consecuencias, sin reglas más allá de las que dictan sus líderes sacrílegos.

Me dirijo al centro de la sala, donde todos puedan verme en el instante del grito final. Avanzo plena, dichosa porque mi mirada orgullosa de mártir será lo último que verán en este día, en esta vida, si el detonador no falla.

 

SE FUE PARA SIEMPRE, de José Iñesta.

Vacío, pero seguro. Avanzo. Ella se fue para siempre sin saber que se iba, pero en mi oscuridad vacía la veo. Alguien dijo que la luz es la vida, que nada existe sin la luz... pero aun en esa vacía oscuridad puedo ver el brillo de sus ojos. ¡Ya no veremos juntos el arco iris después de la lluvia! pero gracias a esa misma luz podré serenar mi espíritu en un dorado amanecer. ¡La Luz!, ¡La vida! Tal vez fuera esta misma reflexión la que llevó a Goethe, aquel gran poeta alemán, a exclamar en su lecho de muerte: ¡Luz, más luz!

 

13 comentarios:

  1. Felicitaros a tod@s por el abanico de sensibilidades expuestas...cada quincena mejor.

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  2. Gracias a todos los participantes.
    Mi enhorabuena y mi voto para mis 2 favoritos:
    Reflexiones durante el amanecer
    La ilusión acelera mi vida

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    1. Hola. Para votar has de enviar un correo a dareces@gmail.com, y has de votar a tres relatos.

      Saludos y gracias por participar.

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    2. Fuego Cruzado: 3 puntos
      Lo siento, lo siento: 2 puntos
      La imagen en el espejo: 1 punto

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    3. Hola Zenaida, te recuerdo que para votar has de enviar un correo a dareces@gmail.com, y dentro del plazo establecido al comienzo de la entrada.

      Saludos y gracias por participar.

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  3. Los microrrelatos son:
    Reflexiones durante el amanecer
    La ilusión acelera mi vida
    La imagen en el espejo

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Felicitaciones a todos los compañeros y compañeras. Han escrito unos magnificos microrelatos, donde la sensibilidad está presente en cada uno de ellos.

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  6. Felicito al organizados de estos concursos por su buena idea en la organización de los mismos

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  7. Que bonita " coleccionista de amores"..El desamor que nos atrae y nos destruye...

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  8. Increíble, con pocas frases se abre toda una historia. ENG

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  9. Enhorabuena a tod@s l@s que han desnudado un poquito de su alma👏👏👏👏

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  10. Un goce sublime entregarse a la palabra escrita.
    Gracias a todos los que estáis ( estoy) inmersos en ese cielo/infierno que hace que la vida tenga sentido.

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