sábado, 1 de octubre de 2011

Y aquí no para nadie (Participación en miNatura III)

Continúo actualizando el blog con otros relatos que han sido publicados. En esta ocasión la temática eran las leyendas urbanas:

Y aquí no para nadie...

¡Voy a llegar tarde! ¡Maldita sea! No me vuelvo a subir en el coche con mi jefe, es un animal al volante.

Mira, por ahí viene un camión, a ver si éste para y nos ayuda... Nada, otro que se hace el loco. Qué país, ¡de verdad! Pensaba que la gente era más solidaria en la carretera.

No, si al final tendré que usar el truquito de levantar un poco el vestido para enseñar muslo, a ver si así hay algún machote que quiera ayudar a sacar el coche de la acequia.

¡Qué burro es mi jefe! Pero ponte tú a decirle cosas como ésa de “Más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto”. No, él sólo sabe pisar el acelerador, y mira que le dije que esta carretera es traicionera. Esta vez nos hemos librado por los pelos, un poco más allá y nos vamos barranco abajo, suerte que estaban la acequia y el árbol.

¡Anda, un autobús!

¡Eeeehhh!

¡Nada! ¡Serán desgraciados! ¿Pero qué mierda les pasa? ¡Es tardísimo y no llego a tiempo a la ciudad a recoger a Carlitos al colegio! Y no sé dónde he metido el móvil para avisar a Pablo. Con lo desastre que es, se quedará en casa preparando cualquier cosa de cenar sin preguntarse dónde estamos. ¡Pobres! ¿Qué harían sin mí?

Lo peor de todo es que ya ni sé cuánto tiempo estamos aquí... ¿estamos? Por cierto, ¿dónde puñetas se ha metido mi jefe? ¡Qué horror de hombre! Pues como pare alguien, le digo que me lleve y santas pascuas, ¡haber estado aquí a lo que importa!

Por ahí viene otro, un Honda. ¡Eeeeehhh!

¡Nada! Los muy hijos de puta ponen cara de susto, aflojan un poco en la curva como si fueran a parar, y se largan. Voy a quedarme aquí una eternidad...

Cazadoras de tendencias (Participación en miNatura II)

Desde hace unos pocos meses vengo colaborando con la revista digital miNatura, sobre lo breve y lo fantástico. Entré de mano de mi amigo Pablo M. Burkett (a quien podéis leer en su blog El eclipse de Gyllene Draken), y desde entonces he tenido el honor de que me publicaran los relatos que he enviado.

Cada dos meses es un tema distinto el que proponen y los autores han de enviar un microrrelato que se adapte a esa temática.

Mi primera participación fue con el relato Υπερ Χριστός a propósito de los superhéroes, y desde entonces ya van unas cuantas participaciones que os iré dejando también aquí.

Ésta que podéis leer a continuación tenía como temática "Espada y brujería"



Cazadoras de tendencias


Nunca me pareció una buena idea. Incluso cuando recibí el programa de actividades y conferencias del LXXXVII Encuentro de Brujas y Sacerdotes y leí los títulos de las mismas, mis pócimas hirvieron indignadas en las marmitas. Y ellas jamás se equivocan.

Pero la fiebre por la modernidad y las tendencias se habían apropiado también de nuestro gremio, y eso no había sabañón de ciempiés que lo curara.

Así que, aunque se discutió mucho al respecto en la ponencia de la última jornada del congreso y hubo una corriente muy fuerte en contra de sus propuestas (incluso las delegadas babilónicas amenazaron con volver a sembrar el caos lingüístico), finalmente se llegó a un acuerdo de mínimos: Cada una de las demarcaciones geográficas de la Hermandad podría elegir el modo y la forma en la que transformar nuestra identidad en nuevos estereotipos que crearan tendencia y proselitismo. Se acabó la noble ocupación de secuestrar neonatos en noches de luna llena para aleccionarlos en nuestras artes, ya no más profanaciones de cementerios con las que atraer a los perturbados necrofílicos. No. Ahora dejábamos de ser brujas con nuestro nombre y nuestro carnet para pasar a ocupar la identidad de nuevos colectivos que igualmente atrajeran hacia nuestras casitas de caramelo (y por favor, tómenlo como una metáfora, que las brujas también padecemos de diabetes) a los crédulos incautos que siguieran alimentando nuestras ansias de poder, siempre legítimas, ojo. Las hermanas de la demarcación romana, que siempre han sido unas casquivanas, decidieron crear la orden de las vestales. Vírgenes decían que eran... ¡Ja! Que lo pregunten en el Senado. A las de Oriente Medio les dio, con suerte desigual, por ser Profetas; pero a mi superiora, que es la más fashion de todas (para mi desgracia), le dio por las órdenes de caballería y el tema militar. Y sinceramente, yo prefería mi vieja escoba y no un caballo lleno de pulgas. Y el maldito traje de cruzado de la Orden de Malta es incomodísimo: Se me engancha la capa en la espada y ya me he cortado el miembro cuatro veces en lo que va de siglo.