Avanza por el costado, zigzaguea
entre todo lo que le sale al paso, se diría que casi acaricia el terreno que
pisa. Su mirada fija en el objetivo, concentrado, seguro de sí mismo, sabedor de
la gloria dulce que le esperará cuando alcance la meta…
Ya está cada vez más cerca, deja
los costados y se dirige al interior, pero no directamente, confunde a su
oponente, primero a la izquierda, luego hace como que va al centro, pero realmente
se entretiene y caracolea hacia la derecha. Las defensas caen, el calor
ambiente y la humedad aumentan a esa hora de la tarde en la que el fragor
envuelve sus sentidos. Está empapado, pero merece la pena el esfuerzo cuando en
el siguiente movimiento, preciso, quirúrgico, la mete victorioso y el estadio
estalla orgásmico al ver el balón estrellarse contra la red de la portería.
¡Gooooooooooool!
¿Sexo y fútbol o sexo contra
fútbol? Empieza el Mundial de fútbol y serán muchos los chistes y comentarios
generalistas (por generalizar con el tema del género, valga la redundancia) que
se hagan sobre las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de afrontar un
evento como éste.
Los hombres iremos con los
amigotes a ver el fútbol al bar, o nos quedaremos en casa tirados en el sofá
comiendo patatas fritas y bebiendo cerveza, contribuyendo al hinchamiento
global de nuestras barrigas. Las mujeres no futboleras (mayoría) aprovecharán para echárnoslo en cara,
aunque quizá también lo harán para verse con sus amigas (precisamente escuché argumentar a alguien que toda pareja de amantes que se precie conoce perfectamente el calendario del Mundial para saber cuándo no están los maridos en casa).
Y después del partido,
según haya sido el resultado o según haya levantado nuestros ánimos el exceso
de cerveza, querremos aprovechar que es la hora de ir a la cama para hacer otra de
las cosas que se pueden hacer en la cama, y no me refiero a leer o rezar. Por cierto, señores dobladores de películas porno, ¡no se empeñen en hacernos creer que por
estas tierras se grita mucho lo de «¡Oh, Dios mío!» cuando se está metido en faena! Yo nunca lo he
escuchado cuando me he visto en el tema, ¿o seré yo el responsable?
Lo que sé por mi experiencia es que en general hay que
elegir: o fútbol o... intentar el sexo. Seamos realistas, nosotros siempre estamos más dispuestos, tenemos el gatillo más suelto y no siempre conseguimos lo que buscamos, así que más difícil es pretender una noche de sexo con tu
pareja después de haber centrado tu atención durante dos horas en un juego en
el que 23 hombres hechos y derechos (no siempre) corren tras una pelota para meterla en la
portería del contrario y celebrarlo de forma orgásmica tocándose, abrazándose, dándose
palmadas en el trasero, tocándose incluso las propias pelotas cuando forman la barrera
ante una falta…
Era inevitable recurrir a esta imagen del «incidente Michel-Valderrama».
Todo es cuestión de perspectiva.
Por mi experiencia, puedo asegurar que la única forma de conjugar ambas
actividades es que tu pareja sea también futbolera y que celebre con pasión las
victorias de vuestro equipo (cuidado con las parejas de equipos rivales, mal
asunto).
Sin embargo ése no es el caso habitual, así
que durante las próximas semanas habrá que enfrentarse a la elección: o dedicas
tu atención a la tele con los amigos, o demuestras a tu pareja que ella merece
tus miradas y tu tiempo mediante el sacrificio, esa cosa tan cristiana, para
conseguir algo menos cristiano.
Reflexionad en cuál sería vuestra
elección en la siguiente disyuntiva: Final de la Copa del Mundo de Fútbol, de la Eurocopa, de la Champions o del torneo que más os ponga.
Vuestro equipo está ahí, a punto de disputarse el título y vuestra novia, mujer, marido, novio o amante os sugiere juegos que nunca hacéis y con los que siempre habéis soñado pero que él o ella se negaban o postergaban para otra ocasión. Dejad volar vuestra imaginación: crema para lamer, un trío, un collarín, sumisión total, o latigazos (los gustos van por barrios), juguetes...
¿Qué haríais si os dice «el balón o yo»?
Y hay para todos y todas, ojo. ¿Qué haríais?
Ahí dejo la pregunta.
Y la respuesta que me sugirieron que podría dar: «Cariño, ¿cuántas veces al año hay una final y cuántas veces al año podemos follar?» no servirá de nada.
El caso es que el pasado jueves 12 de junio comenzó el Mundial de Fútbol en Brasil y yo tenía pensado hablar de esto durante mi intervención radiofónica en El Sótano de Radio Jove Elx, pero la invitada al programa era la sexóloga del Ayuntamiento de Elche Luz Martínez, así que era más conveniente hablar un poco de sexo.
¿Y qué podía contar yo de sexo delante de una sexóloga y en un radio de una Concejalía de Juventud de un ayuntamiento gobernado por un PP de los de caspa y mantilla?
Busqué un
poco entre la poca literatura que tengo en casa relativa al tema y me documenté para dar algunos consejos. Y siempre hemos de empezar por el principio, que en cuestión de sexo bidireccional, ¿cuál es ese principio? Os preguntaréis.
La pérdida de la virginidad, evidentemente. ¿Y cuándo ocurre eso?
¿Qué hacíais vosotros el 10 de mayo de 2011 a las 20:30? ¿Sois conscientes de que siempre hay alguien perdiendo la virginidad?
Pero no, un banco de un parque no es el mejor lugar, no. Escuchadme, castos adolescentes y futuros votantes de los partidos recomendados desde los púlpitos, siempre por inspiración de Dios nuestro Señor. Sabed que la virginidad se pierde en:
¡LA NOCHE DE BODAS!
Noche en la que habéis de tener a mano esto.
Así que aquí van unos consejos
para cuando llegue ese mágico momento de la consagración
del sacramento del matrimonio (consejos tomados de la Anti-guía de la pareja novata, de Pierre Antilogus y Jean-Louis
Festejens:
1. No abusar de los pasteles (evidentemente antes del acto. Bueno, tampoco durante el acto…).
2.
No pasarse con el alcohol. Ver doble en ese
momento puede alterar mucho tu habilidad con la puntería.
3.
Desalojar de la alcoba nupcial a los amigotes
juerguistas, a las suegras solícitas, a las matriarcas gitanas que quieran
comprobar la virginidad y a los animales de compañía (perros, gatos, hámsters o
iguanas) celosos o demasiado amistosos. Si se limitan a quedarse en un rincón
mirando, pues los podéis dejar allí, al final te acostumbras a que miren.
4.
Para las exseñoritas, futuras señoras, no
untarse la cara con cremas de belleza verdes. No, ¡eso no! Y si encontráis a
alguien a quien eso le suponga un aliciente, hacedme caso, deshaceros de él,
¡YA!
5.
Para ellos, tener al menos una mínima erección.
Es en los pequeños detalles donde está la magia.
6.
¡Importante! En la medida de lo posible no
equivocarse de nombre cuando se susurran guarreridas españolas al oído de la
pareja.
7.
En caso de duda… hay que mantener la boca cerrada. Ya sabéis
eso de que en boca cerrada no entran moscas, ni órganos, si no os va la oralidad.
8.
Otro detallazo es no dormirse durante el acto (especialmente
si se ronca).
9.
Y por último, no proponerle a tu pareja, para
esta primera vez, los números de la carretilla filipina, la pipa vietnamita, y
ni siquiera el salto del tigre.
Sepan futuros jóvenes esposos,
que lo que se espera de ustedes es, más que nunca, elegancia, buenas maneras, e
incluso una brizna de romanticismo. ¡Qué menos!
Además, tampoco se dejen llevar
por el desánimo si en esa desvirgadora ocasión la tierra no tiembla ni lanzan
fuegos artificiales: la primera vez suele ser más intelectual que física.
Esperaréis esto:
Pero tendréis suerte de si encontráis esto otro:
¡Hey! Que esto será sólo al principio,
las primeras 500 ó 600 veces. Con paciencia, práctica e imaginación se llegará
al nivel del Kamasutra, que ojo, no
es sólo una compilación de posturas. El Kamasutra,
y otros libros como el Ananga Ranga y
El jardín perfumado hablan también de
costumbres, de actitudes, de cómo prepararse, de cómo conducir tu vida para tener
una vida sexual y amorosa más satisfactoria.
El Kamasutra dice al comienzo: «Un hombre versado en estas artes (las
del libro), locuaz y familiarizado con las artes de la galantería, conquistará
muy pronto el corazón de las mujeres, aunque su trato con ellas sea reciente».
La piedra también tiene su flexibilidad
Entre estas artes, se enumeran:
·
Festivales en honor de diferentes divinidades
(lo que vienen siendo las romerías vamos, San Antón y San Crispín en Elche…)
·
Reuniones sociales de ambos sexos (ir
acostumbrándose a que hay gente con otra fisonomía a la tuya… Tengo amigos que
estudiaron E.G.B. en los Salesianos y que me dicen que eso les marcó cuando llegaron al instituto y descubrieron a las chicas… A esa edad...)
·
Fiestas para beber
·
Excursiones para comer al aire libre
·
Otras diversiones sociales
Es decir, que el Kamasutra es realmente un manual de formas y maneras para ser, como la canción de Julio Iglesias, un truhan, un señor… Habla de perfumes, de vestimentas, de la hora del baño, de pétalos de flor en la cama…
Otro de los libros de los que he hablado es El jardín
perfumado, que aunque habla de sexo, no deja de agradecer a Dios el que nos
haya dado ese divertimento. Este libro, árabe por cierto, tunecino, comienza
diciendo:
LOADO SEA DIOS, QUE HA SITUADO LA
FUENTE DEL MAYOR PLACER DEL HOMBRE EN LAS PARTES NATURALES DE LA MUJER, Y LA FUENTE DEL
MAYOR PLACER DE LA MUJER EN LAS PARTES NATURALES DEL HOMBRE… (esa «coincidencia» no deja de ser un arma de la evolución, pero en la edad media tampoco hay que pedir más).
Así que ya sabéis, Dios nuestro
Señor así lo quiso, si el fútbol no os da esos placeres que ansiáis, la elección es fácil (quizá otro día hable de fútbol en la cultura. Sí, es compatible).
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