Antes que nada, agarre a su
pareja, amante, ligue o mercenario/mercenaria del amor con suavidad y observe
en el interior de sus ojos. Verá las consecuencias de lo que va a hacer, acto
seguido olvídelas y sea valiente. No escatime en presente. Si alguno de ustedes
usa gafas es recomendable, pero no necesario, que se las quite. Si por casualidad los dos
son portadores de lentes, por paridad, quítenselas ambos. Será como un acto de
desnudez que augura mejores momentos. Que su lengua no fuerce, ni de palabra ni
de acción, los labios del oponente, deje que las puertas se abran solas. Huya
de labios artificiales con sabor a colorante. Las manos siempre en contacto con
el cuerpo contrario y déjese llevar por su instinto, esto es, sea discreto y no
mire, podría descubrir algo desagradable.
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