lunes, 20 de febrero de 2017

ARAL, 1991

En el lugar más recóndito de la isla más alejada del mar más interior del imperio soviético, la arena contaminada se deslizaba entre mis dedos, desvaneciendo los cuarenta y tres años que dediqué a aquel lugar. El último helicóptero de evacuación alzó el vuelo y la tierra arremolinada me ocultó en un torbellino oscuro. Era hora de desaparecer de un país que ya no existía y formar parte del olvido, igual que los secretos de aquella isla Vozrozhdeniya, Resurrección en ruso. ¡Qué nombre más oportuno!

Extrañaría aquellos dedos, pero era momento de llevar mis conocimientos a otra isla en esta inmensidad, renacer nuevamente, buscar otro cuerpo, otro planeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario