jueves, 26 de marzo de 2020

(OTRO) DIARIO PARA UN CONFINAMIENTO POR PANDEMIA GLOBAL: Aquí hay dragones.


JUEVES 26 DE MARZO


Nadie ha estado antes aquí, ni ganas que tendremos de volver.

Esto que estamos viviendo es Terra incognita, la esquina de los mapas de la Antigüedad en la que los primeros cartógrafos dibujaban monstruos formidables, el Hic sunt dracones (Aquí hay dragones) del Globo de Hunt-Lenox de 1510.

No es el mapa de Hunt-Lenox, pero mola más.

Ayer una amiga me contó que le preguntó a su madrina, una septuagenaria de 1945, si alguna vez en su vida había pasado por algo parecido, y le respondió que no, que para ella también era la primera vez. La enfermera desconocida de la que he hablado en días anteriores también me ha contado que se están destinando todos los recursos humanos a este frente, que ella está habituada al estrés del quirófano, a una batalla cuerpo a cuerpo dinámica que no se parece nada al cuidado de los pacientes en las UCI, para ella tan estresante como una operación. Igual que los estudiantes de último año de carrera de Medicina y Enfermería que están siendo reclutados en esta lucha contra el virus, hay muchos profesionales de la Salud que se enfrentan a algo totalmente nuevo, no por la pandemia en sí, sino por la actividad específica y la intensidad de la misma. Nunca habían estado antes ahí y están enfrentándose al más terrible de los dragones que podrían encontrar en la esquina de un mapa: la vida o la muerte de sus pacientes.

E incluso en la Terra incognita encontramos salvapatrias, metemierdas y capitanes a posteriori que de repente lo saben todo, solo ponen pegas y no construyen, destruyen mientras hay gente jugándose el tipo a pesar de las decisiones incorrectas o tardías de los unos y de los gritos miserables de los otros.

Mientras tanto yo prefiero hablar de otra cosa: mis editores me han pasado la versión digital de mi novela A Macondo se va en línea recta. Ayer le estuve dando un vistazo y ya he comentado con ellos un par de cosas menores y dentro de poco os daré la lata para que la compréis. Que no será por mí, sino por las asociaciones de padres de niños con cáncer a las que dedico los derechos de autor que recibo de las ventas: ASION en Madrid y ASPANION en la Comunidad Valenciana.



Los dos personajes de la novela, Vidal y Amaranta, también han de afrontar una exploración, adentrarse en lo desconocido como lo estamos haciendo nosotros y como lo hacen los niños enfermos de cáncer. Precisamente ayer salió la noticia de que el humorista Dani Rovira tiene cáncer. Cuando escuchamos que un famoso está en ésas, nos afecta debido a que vemos la enfermedad en la cara de alguien que «conocemos», no es una estadística en una noticia, sino una persona de carne y hueso. Pues bien, los niños a los que atienden estas asociaciones también son de carne y hueso. Conozco a una niña que está explorando ese camino terrible de luchar contra un cáncer, sufrir los efectos de la quimio y la radioterapia sin saber muy bien por qué le están haciendo eso. Esta niña, sin comerlo ni beberlo, sin tener idea siquiera de ello, está afrontando la fatalidad como quizá ninguno de nosotros lo haríamos, sin miedo ninguno.

Y debemos aprender de ellos, esgrimir una sonrisa, empezar a quitarnos algunas corazas y salir ahí fuera (figurado en esta situación). Esto ha de valer para todos los ámbitos de la vida, ser valientes y aprender a tomar decisiones y lanzarse. No es necesario ser Ernest Shackleton, ni un inconsciente, vale que se han de valorar los riesgos, pero hay que atreverse. Últimamente, y relacionado con mi intención de dejar el cobijo de una empresa grande para tirarme a mi propio proyecto, me pregunto si mi habitual falta de miedo es porque soy un inconsciente, un soberbio que piensa que lo tiene todo controlado, o si en efecto he reflexionado sobre el tema, he relativizado las consecuencias y por eso he ahuyentado mis miedos.

No sé, el caso es que el próximo miércoles ya no estaré trabajando en el proyecto en el que he estado el último año, sin tener aún un destino conocido, pero por ahora no tengo miedo ni preocupación a pesar de la incertidumbre total que tengo delante. ¿Qué es esto mío comparado con la situación de otra mucha gente? La verdad es que fue raro cuando ayer mi jefe tuvo que pasar el trago de decirme que, aunque soy el más valorado o uno de los más valorados del proyecto (incluso mi contraparte en AENA me lo dijo cuando supo que me pedía una excedencia hace un mes), pues que me quedaba fuera porque yo ya había dado el paso previamente. Un rechazo siempre es un rechazo, incluso aunque tú lo estés buscando, y se te queda un cuerpo extraño que no sabes si es liberación o decepción. De alguna forma me recuerda al típico golpe sentimental del «No sos vos, soy yo, realmente eres muy bueno, un encanto, te admiro, pero no me atraes…». Da igual cuántas veces te lo digan (llevo unas cuantas encima) que es siempre un palo aunque quieras que no te afecte. Pero así es la vida, no hay que recrearse en la autocompasión ni se puede reprochar la no atracción. Esto ocurre en ambos sentidos, a mí también me ha tocado decirle a veces a alguien que no, y es complicado. La empatía, tan necesaria en este momento en el que estamos, también hay que emplearla en esos cuerpo a cuerpo emocionales del No sos vos, soy yo (estés en el lado que estés).

Y a todo esto, me pongo a divagar con estas cosas y se me olvida lo importante: la luz de la cocina se me ha vuelto a apagar, que a veces tiene un funcionamiento aleatorio. Voy a ver si la puedo arreglar.


David 8 – Nocilla 0



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