DOMINGO 29 DE MARZO
Al menos este confinamiento tiene
una hora menos. ¡Ya estamos en el horario de verano! (y aplaudimos de día)
La ignorancia es atrevida, recuerdo
que la primera persona que me dijo eso fue mi mecánico de Valencia cuando supo
que me iba con mi coche de 17 años a Cabo Norte, en Noruega, el año siguiente
de haberme llevado una ambulancia hasta Ulán Bator en Mongolia. Aquella ignorancia
ante las capacidades de un motor 1.5 de gasolina que por entonces tenía 200.000
km tampoco entrañaba excesivos riesgos, y con la experiencia adquirida en años
posteriores ese mismo coche me llevó a Atenas, a Lisboa y dos veces a Marruecos
(350.000 km tiene ahora mi renqueante Civic
campeón del 95). Pero hay ignorancias e ignorancias, algunas inconscientes,
otras soberbias. Para mí la peor ignorancia es esa que es tan profunda que hace
que su propietario no sea consciente de ella, esta es de la familia de las
ignorancias soberbias, porque no acepta el desconocimiento y propicia que el
ignorante siga hablando y sentando cátedra cargado de una razón inexistente. Esta
es una de las características, con diferentes variantes, que comparten algunos
tipos de cuñadismos, tan extendidos que sufrimos hoy en día.
Yo intento acercarme a todo lo
que nos rodea con cierta prudencia y cada vez soy menos opinólogo (reconozco que hace años, cuando florecieron las redes
sociales, lo fui, pero de todo se sale). No es que siempre lo consiga, pero
prometo que lo intento porque cada vez soy más consciente de que mientras más
sé, más cosas me quedan por saber, y esa conciencia de la autoignorancia ha de ir
acompañada de un rebaje en la rotundidad de las afirmaciones propias. Cuidaos de
la gente que está siempre segura de sí misma y que jamás admite la duda, porque
cuando falla en sus sentencias suelen tapar ese fallo de la forma más furibunda.
A todo esto, cuántos epidemiólogos había en este país y nosotros sin saberlo,
¿verdad? ¡Qué ignorantes hemos sido los demás por no pedirles su sapiencia
desde el principio, cuando empezó este Fin del Mudo!
A propósito de esto, me gustaría
hablar de una conversación que tuve ayer con antiguos compañeros de letras en
un viejo foro de relatos cochinos: uno de ellos es de México, en cuya actual
administración ha tenido un cargo cultural de rango medio pero de cierta
repercusión (no es un cualquiera, es doctor en Historia y uno de los
principales expertos en el México del primer cuarto del siglo XX). Le pregunté por
las declaraciones que nos llegaban hasta aquí de su Presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO),
en las que restaba importancia a los efecto de esta enfermedad, y le pedí que
en la medida de sus capacidades de influencia intentara hacer llegar la
gravedad de lo que estamos pasando, contándole las cosas que me explicaba la enfermera
desconocida del Gregorio Marañón de la que he hablado en alguna ocasión en este
diario. Pero entonces terció en la conversación otro compañero de letras, nada
sospechoso de estar alineado con el actual gobierno de México y me explicó lo siguiente:
«Sobre AMLO, el problema es que aquí los
medios tergiversan y seleccionan de la manera más nefasta posible (…).
»Conozco a una
química que reside y trabaja allí, y lo que ella me transmite sobre México es
bien distinto a lo que llega (…).»
A continuación nuestro amigo
mexicano nos aclaró:
«Pero todos
los días hay un informe actualizado de las autoridades sanitarias, parte del
cual lo repite el Presidente en su conferencia mañanera, y la OMS ha felicitado
a México por su reacción»
Hecho que me fue confirmado por
el compañero poco alineado ideológicamente con este gobierno mexicano, y que
ratificó luego el doctor:
«Las declaraciones
de AMLO restando importancia eran para evitar que cundiera el miedo porque
había una campaña feroz (…). Ahora que ya hay claras medidas busca dar la
vuelta».
¿Qué quiero decir al mostraros
esta conversación? Pues que la desinformación, los titulares, los extractos y
los resúmenes no siempre ofrecen la verdad, y eso alimenta también nuestra
ignorancia y nuestro cuñadismo. Hay
que llevar mucho cuidado con lo que se opina puesto que incluso aunque nos
creamos informados lo normal es que sólo conozcamos una versión parcial.
La duda os hará libres (a mí me
lo hizo con la religión, por cierto, por eso hoy es domingo pero no he ido a
misa)
Hoy, mi atrevimiento ignorante
lo he reservado para la cocina y me he atrevido a preparar un arroz de conejo,
pollo y alcachofas en la paellera que compré hace ya más de un año. Nunca la
llegué a usar porque el día que iba a hacerlo por primera vez tuve un accidente
doméstico haciéndome en un dedo un tajo importante, y es que soy un poco
manazas y bruto en la cocina, siempre tengo algún corte o herida en mis dedos
por cuchillos, bordes de latas o rallador de tomate (este fin de semana me he hecho
dos…).
El caso es que me he lanzado a hacer
ese arroz sin usar medidas ni método, sólo mi instinto arácnido de cocinero
atrevido y los recuerdos de los arroces de mi madre o de mi abuela, en la
casa de campo familiar en Crevillente. Mientras freía la carne me he acordado
de ella, la abuela Carmen, que falleció en la Navidad 2008-09, y de cómo siempre tenía la previsión de echar carne de más en la sartén porque los nietos nos arremolinábamos en
torno a ella para conseguir un trocito dorado de pollo o conejo, a modo de impuesto revolucionario que le
cobrábamos cada vez que pasábamos junto a la barbacoa. Recuerdos de hace tres
décadas que me han asaltado de nuevo con la naranja que me he tomado de postre,
puesto que las mejores naranjas que recuerdo haber tomado nunca eran las que
tomábamos directamente del árbol del huerto de mis tíos después de comer.
Muestra gráfica de mi atrevimiento ignorante de hoy:
Por cierto, qué bien sienta una
siesta después de un arroz como este… La ventana abierta pero la persiana
bajada, aprovechando que hoy la primavera daba una tregua soleada y cálida, y los
pájaros en el parque de detrás de casa celebrando que no hay gente importunando
en la calle.
Tanto hidrato de carbono me está
dando ganas de buscar algo dulce en la despensa… ¿La Nocilla corre peligro?
David 11 – Nocilla 0
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