LUNES 11 DE MAYO
Ayer lunes se me lio el día y no
escribí la entrada, pero tampoco había gran cosa salvo que comí acompañado de
nuevo desde el otro lado de la pantalla del móvil, planes que surgen insospechadamente
incluso en estos tiempos de aislamiento.
Bueno, puedo contar también que
en mi carrera del domingo por la tarde volví a romper el gemelo izquierdo, a
unos tres kilómetros y medio de casa, unos veinte minutos, cuando me adentraba en
el parque del Oeste bajo el templo de Debod. Tuve que regresar a casa caminando
con ambos gemelos renqueantes a ratos. Las temperaturas habían bajado y esa
tarde de domingo era fresca para andar en calzón corto y camiseta de tejido
técnico. Voy a tener que intensificar los estiramientos y regresar a la
youtuber que tantos ánimos me daba (¡Ánimo campeona!) para trabajar otras
partes del cuerpo.
Estoy relativamente satisfecho en
cómo estoy llevando a nivel físico el confinamiento, haciendo el ejercicio que
no hacía antes para mantener al menos el peso y tener los músculos y el corazón
en mejores condiciones, y desde que podemos salir a pasear, me doy al menos esa
caminata de una hora diaria, pero tendré que vigilarme el gemelo izquierdo.
Con el tiempo de nuevo inestable ha
regresado mi vecina petarda. Después de un mes sin tener noticias de ella, de
ver que estaban sus persianas bajadas, este domingo regresó con sus broncas
telefónicas habituales. Esta vez con su madre, y a cuenta de los malos ratos
que está pasando. Es comprensible que atravieses un momento delicado con el tema
del trabajo y los ingresos para pagar el alquiler y que alguna vez puedas perder
los nervios, pero si eres una persona inestable y con manía persecutoria que
siempre tiene el Yo en la boca, y le
añades esta situación, pues tienes un cóctel ideal para bronca telefónica que
joda a tus vecinos a consta de tus miserias familiares. Qué pereza de mujer.
Mientras escribo esto discute de nuevo con su madre, cada vez más fuerte.
Menos mal que soy de tener
siempre la radio o música en casa para no escucharla, aunque poco a poco se va
imponiendo desde el otro lado de la pared su voz odiosa… Sí, soy capaz de odiar
a alguien, incluso aunque esa persona atraviese un mal momento, pero se lo ha
ganado durante años.
Y hasta ahora no había llovido en
Madrid durante el periodo de poder salir a la calle, sin embargo este lunes he
recurrido al paraguas. Lo de que hasta el 40 de mayo no te quites el sayo es
algo que siempre me pareció una exageración hasta que llegué a Madrid, y no lo
digo por la lluvia, sino porque las temperaturas han vuelto a bajar. Llevaba
unos días en pantalón corto en casa, con las ventanas abiertas, pero he tenido
que regresar a los largos y a cerrar las ventanas.
El tiempo durante el paseo es una
incertidumbre, y la vida que nos quedará después de esta es aún una
incertidumbre. Tenemos muchas decisiones que tomar, pero no tenemos suficientes
elementos de decisión para escoger el camino. Mientras tanto, habrá que
prepararse sin ansia y disfrutando de la estación de transbordo en la que nos
encontramos.
David 54 – Nocilla 0
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