JUEVES 7 DE MAYO
Me siento mal por lo que voy a
decir ahora: Hoy no he hecho absolutamente nada. Sólo una pizza para comer. El
resto del día me he estado tocando el cimbel incluso más de lo usual. Me desperté
a eso de las 9 y no me he levantado hasta las 12 (que en Un buen día de los Planetas), y mientras dejaba que se levantara la
masa de la pizza he fregado los platos de anoche. Y ya está. Gandulear,
terminar de ver una película pendiente (la fantástica Historias de Filadelfia), siesta y este diario.
Pizza con los restos que van quedando en la nevera.
De acuerdo, muy barroca.
Incluso me estoy planteando,
ahora que en muchos lugares vais a entrar en la Fase 1 de la desescalada (ya
veremos qué pasa en Madrid), si tiene sentido continuar este diario del
confinamiento. Ya tampoco se puede decir que esté confinado, sino más bien distanciado,
porque salgo todos los días, y podría deciros que ya me van quedando pocas
cosas que contar. Después de este día ocioso creo que voy a ponerme más en
serio tanto con la segunda parte de mi novela juvenil como con los contenidos
del negocio que no comencé el pasado mes de abril debido a este Fin del Mundo.
Aunque esto de estar desocupado,
de tener la cabeza libre para que invente a su libre albedrío es algo que viene
muy bien, muy necesario, no puedo dejar de tener la sensación de estar desaprovechando
la oportunidad de ponerme con todos los proyectos que tenía en la cabeza. En cualquier
momento seré llamado de nuevo a las filas del teletrabajo, y habré perdido esa
oportunidad. Lo he pensado esta tarde después de comer. Estaba en el baño, y he
escuchado sonar el teléfono del trabajo en mi habitación. «Ya está», me he
dicho, «el trabajo huele mi ociosidad y viene a por mí». Pero no, falsa alarma,
era el teléfono de mi vecina petarda, que al parecer está de nuevo en casa.
Es posible que el directo de los
viernes en Instagram también termine esta semana. Mañana aún estaréis algunos
en casa, pero la semana que viene, dudo mucho que un viernes a las 8 de la
tarde no tengáis un sitio mejor que estar viendo lo que se me ocurra en
relación a mi pobre experiencia literaria. Iremos viendo.
En todo caso, si dejo de escribir
el diario… Me sentiré menos culpable si me tiro a la Nocilla.
David 50 – Nocilla 0
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