miércoles, 6 de mayo de 2020

(OTRO) DIARIO PARA UN CONFINAMIENTO POR PANDEMIA GLOBAL: Una cama para ti.


MIÉRCOLES 6 DE MAYO


Esta mañana he salido de nuevo a correr. Las diferencias entre salir por la mañana y por la tarde son notables, hay bastante menos gente a primera hora y no me ha costado nada mantener las distancias con quienes me cruzaba, al contrario que con la coreografía del distanciamiento que tuve que ejecutar el pasado sábado por la tarde.

A todo esto, he llegado a tiempo a hacer la carrera dentro del horario establecido porque tengo palomas durmiendo bajo mis ventanas, y esta mañana a eso de las 08:30 me han despertado dando por saco. Si no, ya no hubiera podido encajar una carrera de más de media hora antes de las 10.




He tenido buenas sensaciones durante la carrera, era una mañana fresca y las piernas me han respondido, con lo que he de estar agradecido a la youtuber que me gritaba «¡Vamos campeona!» desde la televisión, puesto que me ha mantenido en forma. Por cierto, la tengo algo olvidada últimamente, he de volver a hacer rutinas los días que no salga a correr. En las últimas jornadas he corrido unos 16 km en dos salidas y he caminado unos 17 km en tres días, que no está nada mal después de mes y medio saliendo sólo una vez a la semana para hacer la compra. Al menos en estas salidas es más sencillo evitar a la gente empanada que se para en la mitad de los pasillos del súper o que se tira un rato bloqueando un expositor mientras decide qué producto pilla. A ver, campeones, ¿en serio no vais con la lista de la compra? Y en todo caso, ¿tanto cuesta quedarse en un rincón sin molestar observando desde la distancia los productos entre los que elegir y nos dejáis vía libre a los que tenemos claro lo que queremos?

Realmente quiero creer que las salidas a la calle, si mantenemos las distancias (empanados aparte), presentan menos riesgos que la salida a la compra en los pasillos del súper, donde por más medidas que tomemos con entrada controlada, gel y guantes, siempre hay gente irresponsable en esos lugares cerrados.

Hoy he estado hablando con la enfermera desconocida que me cuenta de tanto en tanto cómo vive ella esta situación. Me ha explicado que tras haber visto un documental sobre los que se enfrentaron a la curva ha revivido las experiencias de las primeras semanas, cuando tuvo que adaptarse al trabajo en las UCI (ella es enfermera de quirófano). Durante esas primeras semanas lloró mucho cuando regresaba a casa, le fue muy duro enfrentarse cara a cara a la muerte, a una Medicina de guerra en la que había profesionales que debían decidir a quiénes se les daba una oportunidad y a quiénes no; hubo luego algo que le cerró el grifo de las lágrimas, algo que la endureció, y sin embargo ella temía que de repente todo eso que ya no le salía, esas emociones reprimidas sin saber por qué estallaran. Y eso me ha contado que le ha pasado tras ver este documental.


Además me ha explicado que en el hospital han puesto a disposición de los profesionales un servicio de atención psicológica para ayudarles a convivir con lo que están pasando, y ella tendrá que recurrir más adelante a esos servicios.

Por eso, yo no hago caso a los tontos que preguntan que para qué aplaudimos. ¡Resentidos! Podemos aplaudir la labor de quienes se juegan la vida, y luego criticar, claro, no son cosas incompatibles. Pero siempre hay miserables dispuestos a soltar su bilis.

Si los sanitarios están jodidos con lo que viven, poco les ayuda ver esos debates estériles, y mucho menos aún a la gente que no cumple las normas, que no es consciente de que en los hospitales se han vivido semanas terribles. En su nombre, el de la enfermera desconocida, os pido que no nos creamos indemnes, invencibles o que hemos sobrevivido a esto porque los números de afectados van disminuyendo. Que si hay camas libres en las UCI, no creamos que esto puede haber terminado, porque quizá alguna de esas camas libren sean para vosotros… Así, tal cual, me lo ha dicho ella.

Aun así, ya queda menos, aunque no debamos levantar la guardia. Relativo a este «ya queda menos», es curioso que hoy Facebook me ha vuelto a mostrar publicidad de empresas de cajas de cartón para mudanzas… Hace dos meses estaba enfrascado en organizar mi regreso a Elche, y me salían esos anuncios cada vez que me conectaba a internet. Hoy, una vez que hemos vuelto a salir a la calle, me aparecen de nuevo las cajas de cartón…

Por cierto, ayer publiqué mi entrada del día a última hora y con las prisas olvidé poner la coletilla de la Nocilla, además de que la publiqué en las redes esta mañana. Al volver de la carrera tenía algunos amigos preocupados por si había sido vencido por la tentación y me había zampado el bote de Nocilla. Confirmo que la Nocilla sigue indemne.



David 49 – Nocilla 0



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