VIERNES 1 DE MAYO
Ayer me preguntaba cómo iría
muriendo este diario, en qué momento escribiría la última entrada porque ya no me
consideraría una persona confinada. Hoy ya he visto que el diario de mi colega
y paisano, el escritor Eduardo Boix, toca a su fin. Mañana sábado, primer día
en el que podremos salir a dar un paseo y hacer deporte, aunque dentro de las condiciones
de confinamiento, será la jornada en la que escriba el epílogo de su diario Los confinados. Yo aún no lo tengo claro. El archivo de
texto en el que voy escribiendo estas reflexiones y descripciones de mi día a día
acumula ya 111 páginas. Quizá debería ir muriendo durante la fase 0 que
comenzamos, y aprovechar este arranque creativo y este hábito para retomar la
continuación de mi primera novela A
Macondo se va en línea recta, puesto que en Madrid aún queda un mínimo de
un par de meses hasta que regrese algo que pueda llamarse normalidad.
Hoy haré un directo en Instagram,
el habitual de los viernes, en el que hablaré con uno de los editores de A Macondo se va en línea recta y
con la editora de mi anterior libro: Acción evasiva, les preguntaré qué
les parece el argumento que estoy desarrollando para la continuación de la
novela.
Es necesario ir pasando de fase,
no solo en la famosa desescalada, sino en los ciclos que cada uno de nosotros
está experimentando. Todos pasamos nuestros ciclos, tanto a nivel macro en
nuestras vidas como a nivel micro a lo largo del día, la semana, el mes o la
estación del año. Y en una situación como esta que estamos viviendo también han
sido muchos quienes han atravesado diferentes ciclos y fases; y tenemos que
aprender a vivir y a comprender la variabilidad, que no volubilidad, de quienes
nos rodean. No hablo de ciclotimias o bipolaridad, que ha de diagnosticarse y
tratarse, sino de que nuestros estados de ánimo van acompasados a la realidad
variable que nos rodea a diario.
Hace ya tiempo que suelo repetir
que no me fío de esa gente que está siempre segura de sí misma, que no duda, que
tienen la afirmación cargada en la lengua y en el teclado (es una variante del cuñadismo). Y no me fío de esta gente
porque lo humano es dudar, errar… Y dejarse llevar por las emociones... También
saber controlarlas, cierto, aunque primero hay que reconocerlas, así que cuidado
con quienes no muestran sus emociones y durante estos días han estado
impertérritos, constantes, permanentes, estacionarios en su rictus, porque lo
humano habrá sido atravesar momentos buenos y momentos malos. A ver, puede ser
que algunas sean personas de baja intensidad en sus emociones, aunque las
vivan, o de baja expresividad. A algunos nos pasa que nos han dicho que somos
como un robotito sin emociones porque en algunos ámbitos normalmente las ocultamos,
pero estamos trabajando en ello, en solucionarlo con ilusión. Sin embargo
vigilad a quienes realmente no sufren cambios en sus estados de ánimo, a esas
personas que están seguras de su régimen estacionario, cuidado con estos: puede
que sean robots, extraterrestres que nos estudian, o que de repente un día
pillen un machete y la líen cuando termine el confinamiento.
Por si es necesario correr
delante de algún robot extraterrestre con un macheta en la mano, mañana
pretendo salir a dar una carrera (aún no sé si Madrid Río estará abierto o
deberé ir por calzada) y así voy recuperando el tono en las piernas para esa
potencial huida. Para ello esta mañana he tenido que bajar al garaje a
recuperar del maletero del coche la maleta en la que guardé el miércoles 11 de
marzo los pantalones cortos y bañadores, pensando que por estas fechas ya
estaría vespeando por las playas de la Costa Blanca. También he aprovechado esa
bajada al garaje para limpiar el sillín de la moto, donde un gato ha dormido y
hecho otras cosas estos días… Un vecino con el que me he cruzado me ha
confirmado que él ha tenido el mismo problema.
El caso es que he recuperado los
pantaloncitos cortos de correr para entrenar en caso de apocalipsis frente a
los del machete. Si esto no se da, pues me liaré a cucharadas con el bote de
Nocilla, para calmar todos mis males.
David 44 – Nocilla 0
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