lunes, 14 de octubre de 2013

El dragón seguirá allí


‑Érase una vez un gran dragón, gallardo y aterrador, cuyo aliento de fuego arrasaba cultivos e incendiaba villas desde las torres de los palacios. Un dragón prestigioso que terminaba con los ancianos inservibles para el reino. Un dragón invencible que usaba la lanza de los inoperantes y abrasados caballeros andantes para quitarse de los dientes los harapos de los niños pobres que se merendaba. Un dragón admirado por enlacadas damas y severos escribas de la corte, los que…

‑¡Manolo, para! ¿No ves la cara de horror de los niños?

‑Mujer, sólo les estoy preparando para lo que les espera.

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