Fue un 22 de enero de 2008. Era festivo en Valencia y me levanté tarde, a la hora en la que empezaba en la radio el concurso de microrrelatos. Lo escuché y decidí participar. El relato debía comenzar con la frase «No funcionó».
Y vaya si funcionó. El 4 de julio siguiente estaba en La casa encendida de Madrid participando en la primera final anual del Certamen de Microrrelatos de la SER.
Gracias a esto publiqué mis dos libros y abrí este blog. Ahí va:
Y vaya si funcionó. El 4 de julio siguiente estaba en La casa encendida de Madrid participando en la primera final anual del Certamen de Microrrelatos de la SER.
Gracias a esto publiqué mis dos libros y abrí este blog. Ahí va:
No funcionó. Horas después el
tipo con cara de imbécil, corona de plástico y caballo de cartón seguía junto a
la charca, escrutando bajo los nenúfares, intentando localizarme.
Después de
pedir auxilio durante años por fin apareció alguien, pero no quien yo esperaba,
sino un loco reglamentario que me pilló despistada, dándome un asqueroso y
sonoro beso en los labios. Por Dios, qué asco.
Aterrorizada pude escapar de un
salto y ocultarme tras los juncos, esperando que se cansara y se largara de
allí. Pero las horas estipuladas al caso pasaron y no pude transformarme en
princesa porque el imbécil seguía mirando.
Recuerdo el día de la final. Extrañamente, te escuché por la radio en directo.
ResponderEliminarUn abrazo.