domingo, 11 de septiembre de 2016

LA CERTEZA DEL DOMINGO



El desayuno, quién lo prepara:
Té, zumo, jamón y tostadas.
Es domingo, según el sol en la ventana.
Tengo cosas que escribir
pero me tiro en la cama.
Puedo planear una mañana
que metódicamente consigo incumplir.

Creo que comeré de pie en la cocina
y cuando llame mamá
ya inventaré alguna mentira.

Dejaré una película a mitad
y dormiré la siesta,
quizá con fiesta
al principio o al final.

Es la habitación
un campo de concentración.
Improvisaré un paseo
para no limpiar el aseo.

Música en los auriculares,
caminantes con problemas ventriculares
colman la avenida:
a esta rutina no hay salida.

Veo trozos de mi futuro
En señores de sombrero oscuro.
Huyo de un presente alternativo
mientras a los infantes,
pequeños cabrones, esquivo

Fui uno de éstos y ésos antes.
Odiaré sin pudor a las parejas,
Aparentaré ser otro funcionario
Que de ti ya no se acuerda.
¡Mi paseo brilla de tan rutinario!

Con el sol durmiendo
volveré a casa creyendo
que es lo que hay,
que se está tan bien, ¡caray!

Nadie ha preparado la cena,
no es tarde para otra cerveza.
Y me creo esta certeza
de que el domingo valió la pena.

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