lunes, 5 de diciembre de 2016

¡CORTEN!

De un certero bocado, le arrebató el pincel y, con ojos traviesos, descendió golosa recorriendo con dedos de manicura perfecta su pecho cada vez más acalorado. Bajando hacia las caderas, le quitó con pericia pasmosa el mono blanco mientras que, sin soltar el pincel de sus labios, fue capaz de pronunciar sensual y con una habilidad encomiable no sé qué declaración sincera sobre la preferencia de las brochas gordas. Él, con una sonrisa creciendo de forma directamente proporcional a su palmaria excitación, ya no oía nada, tampoco la voz que preguntaba a gritos desde un megáfono quién había dejado entrar a ese zoquete en el estudio de grabación.

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