lunes, 3 de junio de 2013

Creadores ilicitanos (III): Músicos


El tipo de invitado que quizá más veces asiste al programa de Ràdio Jove Elx El Sótano es sin duda el músico. Quizás es más fácil encontrar gente que escribe, puesto que al fin y al cabo es la forma de creación artística que menos recursos requiere y por tanto más abordable por cualquier persona con inquietudes creativas.



Sin embargo, los que escribimos salimos poco a la palestra, en general. Y son los músicos, que abordan una tarea aún mucho más compleja de escritura: tanto por las letras como por las partituras (a mí me parece algo inabordable lo de crear melodía, escribir en un código que no tiene nada que ver con el que usamos para comunicarnos); son los músicos, decía, quienes suelen tener más visibilidad, sin duda merecida. Puesto que puede haber gente que en su vida lea un libro, pero es inimaginable una vida sin música. Que a su vez es una forma de expresión que llega más fácilmente (a pesar de su mayor dificultad de creación) a las tripas del receptor.

Sin embargo, a pesar de las veces que han acudido músicos a El Sótano, yo aún no había abordado el tema de la creación musical en Elche, y eso que hay materia prima. Por eso esta vez quiero que mi entrada al blog y mi intervención en el programa de radio, enmarcada en la serie de creadores ilicitanos, esté dedicada a la música en Elche.

Y es que ésta es una ciudad muy musical. Y para demostrar esta afirmación no he de decir más que Misteri d’Elx.

Una joya musical de la que los ilicitanos presumimos sin cortarnos un pelo. Recuerdo el viernes 18 de mayo de 2001, cuando la UNESCO declaró a esta celebración dramática Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Por la radio escuché la emoción de los locutores, tanto en Elche como los desplazados a París, y yo me contagié de esa emoción cuando comprobé la cantidad inimaginable de gente que desde mi barrio y otros más alejados bajaban de forma espontánea hacia los alrededores de la basílica de Santa María, en el centro de la ciudad, para celebrar la noticia. Me emocionó aquella implicación de gentes de barrios de ascendencia más bien andaluza, manchega y murciana, barrios en los que vive gente que principalmente alimenta las cada vez menos fábricas de calzado de la ciudad. Gentes que tras todo un año trabajando, en verano suele irse a descansar a su pueblo o a la playa, y cuya implicación con una fiesta local y tan singular de la identidad valenciana de Elche no se pudiera imaginar muy entusiasta.

 

Sin embargo allí estaban, mayores y pequeños, bajando en riada por Blasco Ibáñez hacia el centro de la ciudad, haciendo cierta la tradición de que el Misteri está hecha por y para el pueblo de Elche (cantores no profesionales que ensayan durante todo el año para mantener viva una Obra Maestra de la Humanidad: ¿Es o no es Elche una ciudad musical?).

Es una emoción que llevo muy dentro, puesto que la primera vez que asistí a una celebración del Misteri fue en el verano de 1995, mi último verano como residente ilicitano antes de irme a estudiar a Valencia. Reconozco que apenas conocía gran cosa de la Festa, puesto que yo pertenecía a una de esas familias que durante las semanas centrales de agosto no solía estar en la ciudad. Tuvo que ser mi amigo Ángel, cuyos padres tampoco son ilicitanos, quien nos llevara a varios compañeros a vivir nuestro primer Misteri. Él lo conocía muy bien puesto que su hermano participó en varias ocasiones, y nos lo contó tan bien que poco importaron las horas haciendo cola a las peores horas de un 14 y 15 de agosto: Yo he repetido siempre que he estado en Elche durante esas fechas.

Y cada vez que estando lejos de Elche escucho los acordes suaves, repetitivos y relajadamente veraniegos de la melodía de la bajada del Araceli, o la marcial pero amistosa marcha El abanico, que da entrada a los actores a la basílica entre petardos y aplausos, no puedo dejar de emocionarme y pensar que el próximo verano quiero estar en Elche, paseando bajo el frescor de las palmeras mientras hago tiempo para ir a ver un año más El Misteri.

 

Y sentirme en casa.

Pero dejemos esto, que me estoy emocionando tontamente, y sigamos hablando de música ilicitana.

 

Hablar del Misteri también es hablar de Alfredo Javaloyes, el maestro Javaloyes, por favor; que además de zarzuelas y marchas de Semana Santa compuso El abanico, una marcha militar de paseo, tranquila y agradable, que suena como si no quisiera darse importancia a sí misma y que anuncia la entrada de los cantores a la basílica de Santa María durante la celebración del Misteri.

Alguna vez he asistido al concierto que cada 15 de agosto da la Banda Municipal en el Gran Teatro de Elche, y siempre fuera de programa pero invariable año tras año, cuando termina el concierto y antes de irnos a la mascletà, se vive un momento de ilicitanismo total: la Banda se arranca con El abanico del maestro Javaloyes, y la gente mayor empieza a ponerse en pie para mostrar sus respetos mientras escucha ese himno. La primera vez que contemplé aquel rito viejuno me quedé completamente prendado del mismo, y cada vez que escucho El abanico me pongo en pie.


Ya más recientemente, entrando en nuestra memoria, tenemos a gente como Ana María Drack, una activa cantautora durante los años 70, que estuvo a la altura de grandes figuras de la época como Mari Trini o Cecilia. Con canciones que encierran toda la pasión de una época en la que el país luchaba por liberarse del yugo de la Dictadura.

Aún mantiene una web activa donde se puede saber de los proyectos que lleva en marcha

 

También hemos de mencionar al malogrado Pepe Marcos, del que aquí obviaré sus terribles delitos para reconocerle el himno alegre y fanfarrón del Elche C.F., que tantas tardes de domingo he escuchado en el Martínez Valero.

Si seguimos avanzando en el tiempo, el primer grupo musical de Elche del que tuve noticia en los años 80, y que yo casi asociaba a la movida, fue Invitados del ático. Si mi memoria no me falla una tía mía estuvo saliendo con el guitarrista o con el bajo. Yo no tendría mucho más de 10 años y aún no distinguía entre una y otra. Este grupo fue, junto a 33 días y Alta Seguridad, la entrada de Elche al pop-rock.
 
Eran los 80

De aquella época, un poco posterior, también recuerdo un grupo llamado Erre que erre, calificada como una de las grandes bandas del pop-rock ilicitano. Yo recuerdo que durante unos años solía ir algunas tardes a tomar algo al garito que tenía uno de sus componentes, Ángel Alfosea, en el callejón peatonal que hay junto al colegio Ferrández Cruz. Se le veía al tío cara de cachondo.

Y ahora sigue en solitario como Alfosea, que ha colaborado con Paco Soto en la banda sonora de su primer largometraje Operasiones espesiales. Todo queda en Elche:
 
 

Unos pocos años después, pero casi en la misma época que Erre que erre, llegó Noviembre un grupo que llegó a la escena nacional sonando en Los 40 Principales. y que triunfó con el tema Adiós a las armas.

 

Con el s. XXI continuó la escalada de las bandas ilicitanas hacia los puestos visibles de las listas musicales, produciéndose una visibilidad antes desconocida.

Miranda Warning fueron los primeros en mejorar los registros de Noviembre. Leo en la Wikipedia que Lucía, su vocalista, fue compañera de Lady Gaga en Nueva York, casi nada. Yo algún viernes o sábado por la noche me la encontraba en La Posada, un garito del centro de Elche.

 
Coetáneo a los Miranda Warning, apareció El Bicho, sobrenombre de Miguel Campello, un experimento atrevido y diferente donde se fusionan rock, flamenco, y otras músicas étnicas, incluyendo las más nuestras, dejando constancia de que los músicos de Elche han sabido incorporar nuevas influencias a su acervo creativo.

Mi hermana, que trabajó en Los 40 Principales de Radio Elche y luego dio el salto a Madrid, conoce a Miguel Campello, El Bicho. Y cuando éste llegó a Madrid a llamar a puertas para enseñar lo que traía bajo el brazo, mi hermana me cuenta que estuvo con él echándole una mano.

 

También tenemos en la actualidad desde una vertiente más melódica a David Sampedro (representado por mi hermana, por cierto) que después de triunfar en Latinoamérica lo intenta aquí y romper el famoso dicho de que nadie es profeta en su tierra. Medios y ganas no le van a faltar.

David Sampedro pone aquí su granito de arena contra la violencia con las mujeres, con Cristina Alcázar

Y para finalizar con los superéxitos de la música ilicitana, en 2001, con el fenómeno de Operación Triunfo llegó Verónica Romero, autorrebautizada como Verónica Romeo. Fue la 6ª clasificada de la primera edición del programa televisivo, y si no quedó mejor fue porque tenía delante a auténticos animales televisivos (nos gusten más o menos). Tenía una versatilidad vocal única y una polivalencia en el escenario solo superada por el torbellino Bisbal.

Me gustó que aquel programa en el que había chavales que estaban mostrando su valía y su esfuerzo en una disciplina artística (también comercial) batieron en audiencia a los zánganos de Gran Hermano, logrando récords de audiencia de la televisión, cuyo minuto de oro fue el de Verónica con One day I’ll fly away (nada menos que casi 15 millones y medio de espectadores con un 73,4% de audiencia, seguro que nunca nadie de Elche ha estado tan en medio de un fenómeno de masas).

 

Y tras esto, ¿qué nos queda? Pues tenemos a muchos músicos esforzándose día a día por estar en el candelero. Buena cuenta de ellos dan en El Sótano. Algunos de ellos son Love me back, el singular Mr. Nacho D

El Nacheras es un monstruo!




Render con este gran directo (también representados por mi hermana) y Nicoh E.S.



Aquí hay fuerza!

 

Y por supuesto Sarabix, los invitados de hoy en El Sótano con su primer disco Krakatoa, trabajo potente, cuidado y cargado de buenas vibraciones que podéis escuchar AQUÍ.

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