jueves, 7 de mayo de 2020

(OTRO) DIARIO PARA UN CONFINAMIENTO POR PANDEMIA GLOBAL: Poco que contar.


JUEVES 7 DE MAYO


Me siento mal por lo que voy a decir ahora: Hoy no he hecho absolutamente nada. Sólo una pizza para comer. El resto del día me he estado tocando el cimbel incluso más de lo usual. Me desperté a eso de las 9 y no me he levantado hasta las 12 (que en Un buen día de los Planetas), y mientras dejaba que se levantara la masa de la pizza he fregado los platos de anoche. Y ya está. Gandulear, terminar de ver una película pendiente (la fantástica Historias de Filadelfia), siesta y este diario.

 Pizza con los restos que van quedando en la nevera.

De acuerdo, muy barroca.

Incluso me estoy planteando, ahora que en muchos lugares vais a entrar en la Fase 1 de la desescalada (ya veremos qué pasa en Madrid), si tiene sentido continuar este diario del confinamiento. Ya tampoco se puede decir que esté confinado, sino más bien distanciado, porque salgo todos los días, y podría deciros que ya me van quedando pocas cosas que contar. Después de este día ocioso creo que voy a ponerme más en serio tanto con la segunda parte de mi novela juvenil como con los contenidos del negocio que no comencé el pasado mes de abril debido a este Fin del Mundo.

Aunque esto de estar desocupado, de tener la cabeza libre para que invente a su libre albedrío es algo que viene muy bien, muy necesario, no puedo dejar de tener la sensación de estar desaprovechando la oportunidad de ponerme con todos los proyectos que tenía en la cabeza. En cualquier momento seré llamado de nuevo a las filas del teletrabajo, y habré perdido esa oportunidad. Lo he pensado esta tarde después de comer. Estaba en el baño, y he escuchado sonar el teléfono del trabajo en mi habitación. «Ya está», me he dicho, «el trabajo huele mi ociosidad y viene a por mí». Pero no, falsa alarma, era el teléfono de mi vecina petarda, que al parecer está de nuevo en casa.

Es posible que el directo de los viernes en Instagram también termine esta semana. Mañana aún estaréis algunos en casa, pero la semana que viene, dudo mucho que un viernes a las 8 de la tarde no tengáis un sitio mejor que estar viendo lo que se me ocurra en relación a mi pobre experiencia literaria. Iremos viendo.

En todo caso, si dejo de escribir el diario… Me sentiré menos culpable si me tiro a la Nocilla.


David 50 – Nocilla 0



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