domingo, 12 de abril de 2020

(OTRO) DIARIO PARA UN CONFINAMIENTO POR PANDEMIA GLOBAL: Un buen día, o Agapimú.


DOMINGO 12 DE ABRIL


En el tema Un buen día de Los Planetas, el protagonista se tira gran parte de la jornada en casa. Es una canción que con los años (los de quien la escucha) va ganando en melancolía, quizá no solo por lo que narra sino porque al hablar del niñato (¿Raúl González Banco?) y de Mendieta nos recuerda los lustros que llevamos anotados en nuestra cuenta vital. En todo caso, Jota nos relata en este tema que sale de casa básicamente a comer y beber («he bajado al bar para desayunar», «luego han venido estos por aquí y nos hemos bajado a tomarnos unas cañas y me he reído con ellos», «había quedado de nuevo a las 10 y he bajado en la moto hacia los bares de siempre»), y que es en esos momentos cuando le asalta el recuerdo de su ex pareja. Es como si metido en casa, en su refugio, pudiera gestionar mejor esos sentimientos, y sin embargo es fuera cuando las sensaciones despiertan recuerdos que le sumen en la melancolía. También es verdad que cocinar para uno solo, especialmente cuando has tenido la costumbre de hacerlo para dos, o para un núcleo familiar, puede hacerse más duro, lleva asociado cierto halo de tristeza si no sabes gestionar algunas emociones. Quizá esa es la explicación de la etiqueta #instafood con la que compartimos en Instagram lo que cocinamos, para sentirnos acompañados en ese proceso de cocinar, para soterrar la sensación un tanto vacía de cocinar solo para uno mismo.

Hoy, aunque no haya salido de casa y aunque por fortuna ya no me acuerde de nadie del pasado, ha sido un buen día porque he cocinado en compañía, a riesgo de la durabilidad de mi teléfono móvil ya que lo coloco detrás de los fuegos mientras cocino, expuesto al calor, los vapores y los salpicones de ollas y sartenes. Pero es lo única forma de compartir videollamada con amigos en ese momento. Los últimos fines de semana han sido de cocinar en compañía, y son de los mejores ratos del confinamiento, aunque no tenga muchas cosas que decir, me vale con tener a alguien al otro lado hablando de su historia mientras yo enredo con la paella o las cazuelas y me tomo un vermú, un vino o una cerveza. Es un oasis de normalidad en estos días en los que nada es normal. Además, mientras cocinaba Pau me ha contado desde su cocina (él es especialista en hacer ruido por hangouts desde su casa de forma que sólo se pille la imagen de su encimera) que su hija, mi ahijada, me reconoce en una foto (aún no tiene los dos años y tampoco es que yo haya ejercido mucho de padrino). A ver si soy capaz de enviarle mañana una mona de Pascua a la niña, que como padrino me han encasquetado esa responsabilidad de estas fechas.





Mare meua, che què bo.

Sobre la canción de Los Planetas, tampoco descartemos que Jota no tenga ni idea de cocinar y que por eso no come en casa.

Pero hablando de canciones, prefiero el movimiento que se está dando estos días de subir a categoría de canción del confinamiento el Agapimú que los Ojete Calor han recuperado con Ana Belén. Esta canción está impregnada de optimismo y buen rollo naif que nunca viene mal, y que puede elevar de nuevo a Ana Belén como la diva de la que andamos huérfanos desde que ya no están ni Lola Flores ni Rocío Jurado. Vale que estas dos tenían la personalidad de la tormenta y el huracán mientras que Ana Belén tiene la presencia de una primavera serena y luminosa, y la belleza rebosando en su actitud, en su relación con Víctor Manuel y en la calma con la que fluyen sus palabras cuando habla.

Atención a los créditos, donde aparece Víctor Manuel.

Fotre, pasar en dos párrafos desde Los Planetas a Ana Belén, sin despeinarme, pero es que hoy domingo tampoco hay tanto que contar, como mucho que quizá baje luego el vidrio al contenedor, que las agujetas van remitiendo y que tengo algún vecino que pone todos los días la lavadora, mucho. Una de las explicaciones que le doy es que trabaja fuera en un hospital o residencia de mayores y lava todos los días su ropa, porque lo que es yo, con una lavadora a la semana me está más que sobrando.
Aunque bueno, volviendo al Buen día de Los Planetas, hoy me he permitido decirle a una muy buena amiga, aprovechando recuerdos que me lanza Facebook, que olvide, que no se sienta culpable, que los déficits de comprensión ajenos no deben ir en su factura emocional. No me gusta dar consejos, e intento meterme lo menos posible en la vida de los demás, primero porque no me gusta que opinen a la ligera de la mía sin tener todos los datos, y segundo, porque el cuñado que todos llevamos dentro espera siempre cualquier oportunidad para lanzar sus sentencias; y yo no quiero ser uno de esos cuñados. Pero en este caso no puedo sentirme más orgulloso de ayudar en momentos complicados a una persona que me aprecia y a la que aprecio.

Eso también es belleza, como la de Ana Belén, o como la de un sándwich de Nocilla.



David 25 – Nocilla 0


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