JUEVES 9 DE ABRIL
Tengo un gran problema de
coherencia interna al escribir: los acentos diacríticos del adverbio sólo y de los demostrativos (ésta, ése, aquélla, etc). La inercia
de lo estudiado y lo usado durante tantísimos años me lleva por el camino
rebelde contra lo establecido en la Ortografía
de la lengua española de 2010. Aun así hace ya un tiempo decidí seguir las
reglas marcadas por la RAE, como no podía ser de otra forma, que para algo están
las reglas. Y en especial desde que publiqué una novela juvenil, puesto que no
puedo estar dando a la chavalada un modelo distinto del que están estudiando en
el cole y en el instituto. Leí diferentes artículos a favor y en contra y al
final aquellos que defendían el cambio en la regla, su simplificación, me
convencieron (además no puedo pretenderme con más autoridad en la materia que
lingüistas que saben del tema más que yo). Creo que en el lenguaje ha de primar
lo que Álex Grijelmo explicó en El genio del idioma, y es que este
genio es cicatero y termina por buscar siempre la economía, entendiéndose por economía
del lenguaje la simplicidad en las reglas que modelan algo tan vivo como una
lengua.
Pero la inercia me hace a veces
escribir, sin darme cuenta, en contra de esta regla que tiene ya diez años, y
se me escapan tildes donde ya no son necesarias. Las inercias son difíciles de
vencer, según la primera ley de Newton es necesario aplicar una fuerza para
cambiar una tendencia, y ojalá este guantazo enorme que nos estamos dando sirva
para cambiar ciertas inercias. El otro día escuché en la radio a Coque Malla
hablar del presentimiento que tenemos muchos de que hay cosas que están
cambiando. Ojalá ese presentimiento sea en efecto el preludio de un sentimiento
que queramos convertir en realidad, ojalá tengamos la intención de convertir
ese deseo en algo real y ojalá cambien las cosas de verdad. Nunca hemos vivido
nada igual, aquí hay dragones como dije hace unos días, estamos transitando una
terra incognita, y quizá ya nada siga
igual. De nosotros depende decidir si somos capaces de provocar un cambio que
nos lleve a un estado de las cosas más confortable, reconsiderar qué es lo que
importa, ver quiénes importan, saber quiénes se han quedado desasistidos, con
el culo al aire y por qué, en todos los ámbitos. De nosotros depende aplicar
esa fuerza, ese cambio de inercia que nos mueva a cambiar para mejor. Viene una
crisis, y frente a la paciencia que necesitamos ahora en el confinamiento, después
nos va a hacer falta la calma que no he visto hoy en algunos de nuestros
políticos en el Congreso de los Diputados para que cristalice el cambio de
conciencia del que algunos hablan. Si es que queremos que sea así.
Precisamente, hoy Baldoví pedía
en el Congreso: «Vigilen a los bancos» a propósito de esto:
Algunos indeseables del «¡Es el
mercado, amigo!» siguen metidos en sus inercias. Siguen aprovechando el río
revuelto para pescar a consta de los que están ahora en el fango. Me pregunto
si los publicistas que han de lavar la cara a ciertas entidades a base de
anuncios amables se auto convencen de que, al igual que cualquier acusado tiene
derecho a un abogado por más execrable que sea el crimen del que se le acusa, y
el abogado ha de ser profesional y asistir en ese derecho constitucional a cualquier
persona; pues me pregunto si los publicistas que lavan la cara a entidades que
contaminan la sociedad, que pretenden ganar dinero (propósito lícito) a costa
de esta situación terrible (contra toda ética), también creen estar asistiendo
en un derecho a los presuntamente miserables.
En fin, inercias que hay que
cambiar.
Sobre cosas que he ido cambiando
yo, el sistema de anotación en Whastapp de las ideas que se me van ocurriendo
para no perderlas. Ya lo estoy aplicando, ya no se me escapan las ideas «geniales»,
y conforme las implemento las voy borrando de ese grupo propio de Whastapp.
Pero ahora me surge la duda de si debería mantenerlas, para que en el futuro
quede constancia de esas cosas que se me fueron ocurriendo y fui plasmando en relatos
y entradas… Quizá me decanto por la libreta, como me recomendó mi amiga.
Y otras nuevas inercias que
quiero instaurar: el ejercicio. Hoy he estado una hora con la youtuber que me llama guapísima y campeona.
Hay rutinas que son complicadas de hacer cuando has de improvisar unas mancuernas
con botellas de agua. Pero lo he logrado y ya me he procurado algo para poner
en el suelo y no sufrir con los ejercicios en horizontal.
Mis mancuernas de campeona...
Hoy sí me he ganado un sándwich
de Nocilla.
David 22 – Nocilla 0
CONTINUARÁ…
En el próximo capítulo:
- El mal
uso de las canciones de abril
- Más cosas
que me dice la enfermera desconocida y que deben ser contadas.
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