LUNES 6 DE ABRIL
Justo cuando he comenzado a
escribir esto, Youtube se me ha marcado en la reproducción aleatoria el Friday I’m in love de The Cure, que
comienza diciendo que «I don’t care if
Monday is blue» (No me importa que el lunes sea triste), y me he acordado
de dos cosas: primera, que el lunes pasado no estaba de buen ánimo (hoy sí
aunque esté en inactividad sin saber muy bien qué he de gestionar en el futuro
más cercano), y segunda, que a la que fue mi pareja durante ocho años le
gustaba la puñetera melancolía de The Cure y que indefectiblemente siempre que
escuche a los de Robert Smith, para bien o para mal, me acordaré de ella. Es
más, ella hacía la broma de que sólo nos casaríamos si quien oficiaba la boda
era Robert Smith, o Joaquín Reyes disfrazado de Robert Smtih, lo que ya sí que
le daba un poco de canguelo porque me veía capaz de contratarlo (no lo hubiera hecho,
pero no me neguéis que no habría sido un puntazo).
En serio, no consigo quitarme la
ligera sensación de culpabilidad que tengo encima por estar pasando esto, por
ahora, de una forma relativamente privilegiada: estoy cobrando, se me ha
acabado el trabajo y no tengo perspectivas de que me den otra ocupación (en
algo que me va a interesar cero) de aquí a que volvamos a la normalidad, que
será el momento en el que posiblemente haga efectiva mi mudanza a Elche; así
que no tengo ningún estrés laboral desde el pasado día 1, estoy ahorrando
dinero para cuando empiece esa nueva etapa pero no me privo de comprarme unas gambas
para hacerme a la plancha, y en definitiva aún no he entrado en la barrena del
pijamismo o de los horarios cambiados cuando no tienes obligaciones laborales.
Como cena no está mal.
La verdad es que escribir este
diario ayuda mucho. Hoy por ejemplo se me ha echado el tiempo encima porque debía
preparar también la sección de radio que tengo cada dos martes en Radio Elche (Libros y música para un paseo en Vespa),
así que son las 20:22, tengo una llamada pendiente y no he podido hacer ejercicio
hoy aunque tengo unas agujetas terribles de ayer (en serio, las planchas y los
ejercicios de suelo me están matando, pero el cardio lo llevo muy bien, como
dije el otro día, prefiero morir de pie antes que vivir de rodillas).
Voy a tener que planificar mi
ociosidad: quiero preparar los contenidos del negocio que voy a empezar en Alicante,
empezar a escribir la segunda parte de mi novela juvenil, presentar la
declaración de la Renta y leer y ver más cine… Pero cuando me quiera dar
cuenta, o me han asignado a otro proyecto, o se habrá terminado el
confinamiento. El sábado dije «no hacer nada y descansar el cerebro tampoco es
mala opción, tampoco nos vayamos a agobiar», pero aun así no dejo de sentirme ligeramente
culpable de no hacer nada… Tengo la sensación de que no voy a aprovechar este
tiempo de ociosidad, cuando el tiempo de ociosidad es precisamente para hacer
nada. La ociosidad es la negación del negocio, que a su vez es la negación del
ocio.
Quien me entienda que me compre.
Hace unos días, un compañero de
la editorial Descentrados me envió un correo para iniciar una cadena de
intercambio de poemas, propios o de otros, que nos puedan ayudar en estos
tiempos, y hoy he recibido, después de participar en ello, el siguiente poema
de Vicente Gallego, recibido por un desconocido Dr. Víctor, contacto de un
contacto mío, y al que le he dado las gracias porque me viene al pelo para
contar estas sensaciones extrañas de las que os he hablado hoy.
Quizá debiera hoy
felicitarme,
|
recibir mi cordial
enhorabuena
|
por tantos
equilibrios, por estar
|
aquí,
sencillamente,
|
sencillamente pero
nada fácil
|
habitar esta tarde,
haberla conquistado
|
a través de
batallas,
|
caídas, días
grises, desamores, olvidos,
|
pequeños triunfos,
muertes
|
muy pequeñas
también,
|
pero también muy
grandes.
|
Haber llegado aquí,
hasta esta luz
|
que anoto para
luego,
|
para acordarme
luego, cuando sea difícil
|
admitir la
existencia de esta tarde
|
a la que llego
solo, disponible,
|
sano, joven aún, y
decidido incluso
|
a olvidar el
cansancio, la experiencia,
|
convencido de nuevo
de que sí,
|
de que a partir de
hoy, acaso, todo
|
lo que tanto he
soñado, todavía,
|
pudiera sucederme.
Vícente Gallego |
Pero si echo la vista corta
atrás, en el día de hoy, tampoco puedo decir que haya sido desaprovechado. He
tenido un día musical interesante, siempre hay gente que aporta y que te descubre
cosas nuevas. Sí, sólo por eso el lunes ha valido la pena.
David 19 – Nocilla 0
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