DOMINGO 26 DE ABRIL
Con la preocupación que tuve yo
al principio de todo esto por poder tener cubitos de hielo en el congelador,
para las copas del finde, y apenas me he hecho dos o tres copazos en los 44
días previos. Es cierto que no estoy perdonando los vermús del sábado, pero realmente
nos apañamos con bastante menos de lo que pensamos.
Sobre esto, sobre la diferencia
entre lo que creemos necesitar (lo que queremos) y lo que realmente necesitamos
(lo que nos es suficiente para tener una vida feliz), estuve hablando hace un
par de días con una amiga a propósito de un vídeo que está circulando por las
redes. Es un vídeo que cuestiona el materialismo y la carrera consumista a la
que nos ha llevado la necesidad de crecer y crecer del modelo económico con el
que vivimos.
Estoy totalmente de acuerdo en
que nos hemos visto devorados por un modelo depredador de recursos (incluidos los
humanos) que necesita crecer constantemente para sostenerse a sí mismo, y que
ahora, con este parón nos damos cuenta de que podemos vivir con mucho menos, estamos
empezando a comprender que lo que de verdad nos importa son cosas que no se
producen en fábricas ni se compran en tiendas. El problema reside en que
nuestras economías se basan en el consumo, y hay mucha gente que depende de ese
consumo (tiendas, transportistas, publicistas, las fábricas… aquí y en los
países en vías de desarrollo). Hay que encontrar la forma de transitar hacia
ese nuevo paradigma sabiendo en qué reconvertir los puestos de trabajo que ya
no harían falta si fuéramos más responsables en la forma en que consumimos.
Pero hay que pensarlo y no decir que no se puede hacer.
Mi amiga, que es doctora en
Psicología, me responde que ella lo ha analizado más desde una visión
psicológica e incluso antropológica, no económica; y que quizás esto nos enseñe
a ver que a menudo el consumo excesivo lo realizamos para llenar vacíos
emocionales de los que no somos ni siquiera conscientes. ¿Echas de menos cosas
materiales? ¿O personas y experiencias vitales? Pues eso.
Y razón no le falta.
Lo que yo necesito es que alguien
me arregle la instalación del ojo de buey de la cocina. Hay algún contacto puñetero
que a veces se descontacta, y me
quedo sin luz. Hoy he fregado los platos y he cocinado la paella del domingo
con la luz del extractor. Por más que he estado manipulando el ojo de buey no
he conseguido, como en otras ocasiones, que volviera a funcionar.
Para cocinar me ha valido esa luz.
Cuarto menguante de paella
Y bueno, que ha sido el día de
los niños, debajo de mi ventana algunos vecinos han ido y venido con sus hijos,
paseando o jugando a la pelota. Por aquí no he visto esas imágenes que todo el mundo
anda divulgando y criticando de gente saltándose la distancia de seguridad,
parece que la irresponsabilidad va por barrios.
Así que ahí os dejo, con niños o
sin ellos, yo voy a tomarme mi manzana de la merienda y a limpiar la cocina en
semipenumbra…
David 39 – Nocilla 0
PS: Hoy domingo es el día del
señor, pero de religión y fe os cuento algo mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario